El lado B de Manuel Tolsá

La construcción del ícono católico de la CDMX tardó poco más de 200 años, por lo que diversos arquitectos formaron parte del proyecto. No obstante, fue el escultor valenciano, en 1793, a dos años de haber llegado a la Nueva España, ayudó a terminarla.
Entre otras aportaciones, reestructuró la altura de las dos torres y la cúpula para darles mayor presencia y magnitud, y dio a la fachada tres esculturas que simbolizan la fe, esperanza y la caridad.

En el Hospital de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno, conocido popularmente como Hospital de Jesús, en el Centro, se encuentra esta escultura, insignia en honor a Cortés, quien fundó el nosocomio en 1524. La figura hecha de mármol fue esculpida con referencias a la indumentaria militar de Cortés.

Siendo director de escultura de la Academia de San Carlos, Tolsá fue requerido para diseñar el altar mayor de la catedral. El estilo de su trabajo, de corte 100 por ciento neoclásico, destaca en baldaquino. Estuco, mármol, mampostería, cobre y plata destacan en el altar que corona la Catedral de la Inmaculada Concepción. Su construcción fue liderada por el arquitecto José Manzo.

En Guadalajara, en 1805, el artífice participó en la proyección del famoso Hospicio Cabañas, a petición del obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas. El recinto fue planeado con 23 patios, 106 cuartos y dos capillas, siendo la principal la que lleva el apellido de Tolsá. Sin embargo, debido a diversos enfrentamientos sociales, no estuvo listo sino hasta 1845, se respetó la planeación original. En 1997, el lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El diseño del retablo mayor de esta construcción también estuvo a cargo del escultor de origen español. Se trata de una estructura de dos superficies con ornamentos barrocos, por ejemplo, alternancia de volúmenes columnas festoneadas, así como lienzos con pasajes bíblicos. Estas piezas ayudan a resguardar el cristo de los novicios, la escultura de pasta de caña, y el objeto más antiguo del templo.

En la obra construida con cantera rosa, con una altura de poco más de 66 metros, el escultor creó dos piezas de bronce que representan a Jesús, las cuales comparten sitio al interior del lugar con piezas de orfebrería, cerámica, y mármol.

El inmueble de cantera gris que actualmente se conoce como Museo de San Carlos es obra de Tolsá. Su edificación, hecha entre 1798 y 805, se llevó a cabo a petición de la a Marques María Josefa de Pinillos, quien quería darlo como regalo a su hijo, el conde de Buenavista. Su valor arquitectónico se reconoce en su estilo neoclásico, similar al que exhibe el Palacio de Minería.