JM Servín responde: "un periódico prestigioso trató de manchar mi nombre..."

Por Gabriela Estrada

WAX
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Elegir 21 nov 2017
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En la era de las fake news y la posverdad importa conocer la diferencia entre opinión y agresión; la libertad de expresión y el respeto no deberían estar peleados, sin embargo, no podemos cegarnos a la disputa. La línea es tan delgada que se ha tratado de regular con modificaciones a los artículos pertinentes de la Constitución a través del Marco Jurídico de la Libertad de Expresión en México. Ésta explica, en resumen, que la libertad culmina cuando un comentario se convierte en una apología de odio o mancha el derecho al buen nombre de otra persona: “mi libertad termina donde empieza la del otro”, diría Sartre.

El 24 de agosto, el periódico El Universal, publicó la viralización de comentarios misóginos del escritor J.M. Servín. El detonante fue una denuncia pública hecha por Yasnaya Elena del colectivo COLMIX, participante del Festival de Artes Feministas de la Ciudad de México. Vía Facebook, la usuaria cuestionó la participación del autor de Al Final del Vacío como tallerista de escritura literaria en la Universidad del Claustro de Sor Juana, institución humanista que se ha proclamado públicamente en más de una ocasión en contra de la violencia de género. Se trata de una selección de posts que datan de 2015 a este año, lo cual permite preguntarnos el móvil de la artista para indagar tanto en el muro personal de JM Servín.

Screenshot del muro de Facebook de JM Servín

Ojo, eso no justifica los comentarios publicados, entre los cuales destaca: “¿O sea que echarle una miradita a unas buenas nalgas también cuenta como acoso? A lo que hemos llegado”. Para contrastar perspectivas decidí contactar al autor y conocer su opinión después de los hechos. Desde el primer contacto, Servín - quien se leía a la defensiva- accedió a realizarla por correo y sólo si las preguntas atañían a su trabajo.

¿Sería correcto catalogarlo como “misógino”? Era preciso otorgarle el beneficio de la duda por dos razones: la antigüedad de las publicaciones y el estilo de escritura que lo caracteriza, incluso, su sello editorial pide que los autores lo compartan. “Producciones El Salario del Miedo es un proyecto editorial que tiene el propósito de publicar libros y cuadernos de gran formato de periodismo narrativo de alto nivel, irreverente y políticamente incorrecto”, se lee en su página web. Servín no termina de definir su escritura, pues negó esos requisitos al preguntárselos: “Nunca me he puesto a pensar si lo que escribo es escandaloso o `políticamente incorrecto´, me suena a lenguaje de solteronas”. Comencé por su técnica en un esfuerzo de racionalizar la violencia de sus comentarios y apegarme a su profesión. Sin embargo, Servín no pudo esperar más de tres preguntas para narrar su perspectiva sobre los hechos, aún si yo no había preguntado.

Screenshot del muro de Facebook de JM Servín

Un periódico prestigioso trató de manchar mi nombre haciendo pasar por periodismo los berrinches e infundios en redes sociales de un grupo de puritanas extremistas, ignorantes, ociosas y ávidas de atención. Una pésima editora web de El Universal se sintió con el deber de apoyar una infamia. Transgredió las normas más elementales del periodismo, que es investigar, confrontar y dar voz a las partes en conflicto. Si la hubieran despedido hubieran surgido en su defensa voces contra “la misoginia” laboral. No confundas la libertad de expresión con los linchamientos sin pruebas y sin argumentos […]”. Aunque había articulado las preguntas para justificarlo, las respuestas parecían más un ejercicio catártico y desvergonzado. “La gente que sigue las fake news (aquí tengo otro ejemplo de la incultura que nos rodea, podrías haber dicho “noticias falsas”, pero usaste un anglicismo), las redes sociales y eso que le llamas “postverdad” y que no sé qué significa, es una horda de imbéciles que no tiene biblioteca en casa y desprecia el conocimiento profundo”. 

Servín finalizó expresando su desinterés por los nuevos medios y agradeciendo la entrevista, cerré la computadora y tocí suavemente para deshacer el nudo en mi garganta. Me limito a cerrar esta nota abriendo preguntas al lector en lugar de emitir mi opinión. Servín afirma que “la línea es el respeto, el criterio amplio y la educación” ¿Dónde está la línea entre opinión y agresión? ¿la habrá sobrepasado con sus respuestas y publicaciones en Facebook? o ¿se encontrará dentro del marco?

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