La Marsellesa a la colombiana

Aquí se dice que el himno de Colombia es el segundo más bello del mundo después del himno de Francia, aunque nadie realmente sabe quién se inventó ese reinado.

Lo que sí intuimos es que La Marsellesa es, fácilmente, el himno más popular del mundo. Sin importar si hablamos o no el idioma, el himno francés es muy sonado y seguro más de una vez lo hemos escuchado en diferentes escenarios, ya sea como introducción en la canción All you need is love de los Beatles o en un partido del Mundial de Fútbol.

Por supuesto, nuestro show 'El Programa' no se quedó atrás y sacó nuevas versiones de La Marsellesa cantada en español al ritmo de tres géneros musicales diferentes.

'El Programa' → Sábado y domingo, 9:00 p.m.

Cualquiera pensaría que «el himno más bello del mundo» fue difícil de componer...

Nació como himno de guerra cinco días después de que Francia le declara la guerra a Austria. Se escribió en la ciudad de Estrasburgo en la noche del 25 de abril de 1792, en medio de un ambiente general de angustia por una posible invasión de Austria que pudiera sabotear la revolución francesa y devolverle el poder al rey Luis XVI y a su esposa, la famosa María Antonieta.

Eran tiempos duros. Para acabar con ese miedo en el ambiente, el alcalde de Estrasburgo le pidió a Rouget de Lisle, un militar y aprendiz de violinista, que por favor compusiera algo -cualquier cosa- que pudiera ayudar a levantar los ánimos.

Rouget se fue para su casa medio borracho, al escribir recogió frases de los grafitis pintados por la ciudad y, con un poco más de creatividad, compuso le Chant de guerre pour l'armée du Rhin, un canto de guerra para los soldados del ejército de Rin.

A las semanas de haberla compuesto, Rouget de Lisle fue acusado de ser un monárquico y fue sentenciado a la guillotina. Se salvó de milagro gracias a una nueva canción que compuso en la que hablaba de decapitar a Luis XVI.

El canto fue bautizado como La Marseillaise después de que un batallón de marselleses la cantaran a grito mientras marchaban hacia París en julio de 1972. Poco más de un siglo después, para marzo de 1879, se convirtió en el himno de Francia, pero a los pocos años Napoleón le quitó el estatus de himno porque no quería que la canción inspirara una revuelta en su contra; además, parece que le caía mal el compositor por haber sido amante de su esposa.

Con el tiempo la canción tuvo más caídas pero retomó su fuerza original con las dos guerras mundiales, años en los que el himno se convirtió en el grito de Francia.

Don Rouget de Lisle creó lo que muchos consideran  «el himno más bello del mundo» pero murió en la pobreza. Paradójicamente, sus restos reposan cerca los de Napoleón en el Palacio Nacional de los Inválidos.

No hay ningún reinado ni clasificación oficial de himnos, sin embargo este canto francés cuenta con muchos líderes de opinión y medios de comunicación que lo ubican como el mejor del mundo. Y quizás no están tan equivocados.

Según Alex Marshall, periodista y escritor del primer libro sobre himnos, Republic or Death! Travels in Search of National Anthems, La Marsellesa es el mejor himno del mundo porque sus letras evocan un espíritu de solidaridad y unión en vez de ser un himno ceremonioso que habla de monarquías y autoridad, como todos los demás.

Para Marshall, el arte detrás de este himno está en la excentricidad de su autor:

Tras los ataques de París y la tragedia de Charlie Hebdo, el himno pasó por su crisis más reciente gracias a esta línea del coro:

¡Marchemos, marchemos!
¡Que una sangre impura
inunde nuestros surcos!

¿Es un himno racista? En ese momento en el que los franceses lloraban juntos en torno a un ataque terrorista perpetuado por inmigrantes, entonar el himno no se sentía políticamente correcto.

Así, el himno tuvo que reinventarse en el imaginario de los franceses para entender que el contexto histórico en el que fue escrito es diferente al actual y que, más allá de esa línea, este himno -como un todo- es un símbolo de unión.