¿Un matrimonio sin consumar? La frustrada vida sexual de María Antonieta y Luis XVI
¿Un matrimonio sin consumar? La frustrada vida sexual de María Antonieta y Luis XVI
Dos jóvenes obligados a casarse para unir a Austria y a Francia, vivieron un sinfín de desdichas cuando descubrieron que sus cuerpos no eran compatibles. Desde dolores genitales hasta maltrato psicológico, la joven pareja debió luchar por años para poder consumar su matrimonio. ¿Qué sucedía entre ambos? ¿Tenía Luis XVI problemas sexuales? Aquí te contamos todo.
Dos jóvenes obligados a casarse para unir a Austria y a Francia, vivieron un sinfín de desdichas cuando descubrieron que sus cuerpos no eran compatibles. Desde dolores genitales hasta maltrato psicológico, la joven pareja debió luchar por años para poder consumar su matrimonio. ¿Qué sucedía entre ambos? ¿Tenía Luis XVI problemas sexuales? Aquí te contamos todo.

El matrimonio más que un acto de amor, era una transacción política. Los jóvenes eran casados con el único propósito de hacer alianzas políticas y económicas entre naciones, así fue el caso de Luis Augusto y María Antonieta, dos completos opuestos obligados a crear una vida juntos.
Luis Augusto, era nieto del rey Luis XV de Francia. No era un buen prospecto –según su propio abuelo-, era un hombre tímido, un tanto depresivo, misterioso, extremadamente bajo de estatura y poco agraciado. Sumergido bajo la sombra de su hermano fallecido –quien era sociable y bien parecido-, Luis Augusto creció con poca confianza en sí mismo.
María Antonieta por su parte, hija del emperador Francis I de Austria, era una joven brillante tanto en aspecto como en personalidad. Sociable, alegre, inteligente y creativa, destacaba por encima de todas las damas de su edad.
Pese a sus rasgos de personalidad completamente diferentes, fueron obligados a casarse con el propósito de hacer un tratado de paz entre Francia y Austria.
La ceremonia eclesiástica era políticamente correcta, pero lo más importante en un matrimonio era la consumación. La noche de bodas de María Antonieta y Luis Augusto, era una de las más esperadas por el palacio de Versalles, fue incluso bendecida por un sacerdote, pero ni la bendición de Dios pudo con el problema que se avecinaba.
Ambos extremadamente inexpertos –sumergidos en plena adolescencia-, fueron incapaces de consumar su matrimonio, ni la noche de bodas ni los días posteriores. La virginidad de ambos monarcas comenzó a ser el hazme reír del palacio y la preocupación más grande de la corte.
Por más que lo intentaban, nada sucedía. La situación comenzó a agravarse por lo que la corte decidió actuar y hacerles a ambos un chequeo médico.
Los exámenes dieron resultado puesto que se descubrió cuál era el problema: Luis XVI, sufría de fimosis; una condición física en la que el orificio del prepucio es demasiado estrecho para dejar salir al glande, por lo que las erecciones son extremadamente dolorosas.
Para evitar que se ventilara el problema, se inició una campaña de rumores en la que el diagnóstico oficial era que Luis XVI tenía el pene demasiado grande y María Antonieta, tenía la vagina muy estrecha, por lo que ambos sufrían al momento de intentar mantener relaciones.
La situación dejó de ser motivo de chistes para convertirse en un verdadero problema. No había manera de que tuvieran relaciones y pese a que ambos fueron a terapia constantemente, no mejoraba la situación.
Luis Augusto era quien tenía mayores inconvenientes, la única salida para tratar la fimosis era hacerse una operación quirúrgica –a lo que se negaba-, pero ese no era su único inconveniente: sufría de disfunción eréctil -una consecuencia quizás piscológica de la misma fimosis-.
La consumación del matrimonio era de vital importancia, pues sería el sello oficial de la alianza entre Borbones y Habsburgo. El rey Luis XV, conocido por su potencia sexual y su extravagante vida amorosa, le era sencillamente inaceptable que su nieto fuera virgen y que aún casado, fuera incapaz de mantener relaciones sexuales.
La emperatriz María Teresa, sentía la frustración de su hija por medio de la correspondencia que mantenían. Se negaba a aceptar que María Antonieta pudiera formar parte del problema, pues siempre fue una joven sana y hermosa. En más de una ocasión, le imploró al palacio de Versalles que la condición de Luis XVI, fuera tratada quirúrgicamente, pero la corte se mostraba totalmente reacia a la posibilidad.
Con solo 18 años, Luis XVI recibió consejos de su padre sobre cómo cortejar una mujer –y sobre todo, mantener una erección- pero ninguno funcionó. Explicó en una ocasión que pese a que ambos intentaban tener relaciones, paraban en el proceso porque “lo detenían sensaciones muy dolorosas”.
María Antonieta, ¿una amante frustrada?
“¿Acaso no soy lo suficientemente deseable?”, cita una de las cartas a su madre. La joven comenzó a sentirse impotente, poco deseada y llegó a tener graves problemas nerviosos, es por esto que comenzó a llenar los vacíos de su infeliz matrimonio con lujos y excesos.
Desde el momento en el que se le anunció su matrimonio con Luis XVI, María Antonieta adoptó una postura inmutable: haría lo que estuviera a su alcance para mantener alegre a su esposo y lograría adaptarse –cueste lo que cueste- a su nuevo país, así lo reseñó Stefan Zweig en la biografía que escribió sobre la reina.
Con base en la correspondencia que le enviaba a su madre, se demostró que María Antonieta intentaba seducir a su esposo, pero este no respondía a sus encantos. Además de ser una terrible humillación, esto afianzaba los rumores de la supuesta infidelidad de su esposo.
Evidentemente existía un problema físico entre ambos cuerpos y no había manera fácil de hacerlos encajar. La delfina comenzó a ser señalada por la corte y juzgada por el pueblo como “inútil”, puesto que parecía ser incapaz de darle a Francia un heredero. Los cotorreos del pueblo y del palacio, llegaban a oídos de María Antonieta y la derrumbaban cada vez más.
La única opción que tenían para mejorar la situación, era tratar quirúrgicamente la fimosis de Luis XVI, pero este se negaba rotundamente. Fue el 30 de abril de 1777 –siete años después de su boda-, que accedió a operarse. Luego de la operación, el matrimonio se pudo consumar y la pareja logró tener 4 hijos.
La vida de María Antonieta cambió por completo luego de su primera hija; María Teresa de Francia, después de pasar años sintiéndose desdichada, volvió a recuperar la fe en sí misma y el matrimonio mejoró en un pequeño porcentaje –pues las diferencias de ambos siguieron notándose hasta el último momento.
La vida sexual de ambos fue uno de los escándalos más famosos de Francia. Toda la información que se maneja al respecto, es gracias a una investigación que realizó Simone Bertière, una historiadora especialista en las reinas francesas del desde el XVII hasta el XIX, con apoyo de la biografía de María Antonieta escrita por Stefan Zweig en 1932, que tiene como base la correspondencia privada de la reina –con acceso a cartas que le enviaba a su madre y confidente, la emperatriz María Teresa-.
Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de TheGuardian | Biography | MedicalHistory