Josefina Bonaparte, la enigmática y poderosa mujer que se convirtió en la musa de Napoleón

Una joven del campo con sueños ambiciosos, utilizó su belleza como estrategia para escalar posiciones y lograr lo que siempre quiso: reconocimiento y poder. Llegó a convertirse en la mujer más influyente en la vida de Napoleón Bonaparte, quien -completamente hechizado por sus encantos- la convirtió en su emperatriz. ¿Quién fue? ¿Cómo lo logró? ¿Cómo enamoró a Napoleón? Aquí te contamos todo.

Mary Villarroel Sneshko
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Elegir 5 ene 2018
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¿Quién fue Josefina Bonaparte? La musa de Napoleón

Josefina Bonaparte (1763-1814) nació en Martinica, una pequeña isla del Caribe que está al mando de Francia. Nacida en una familia con muy pocos recursos, siempre soñó con transformar su vida y llegar a formar parte de las grandes sociedades. Con su inteligencia, encanto y belleza escaló posiciones hasta convertirse en la musa de Napoleón y la emperadora de Francia.

La transformación: de niña pobre, a la mujer más deseada

Desde pequeña tuvo ansias de mejorar su situación, cansada de cuidar a sus hermanas y a su padre –quien era alcohólico-, decidió mudarse con una tía a París, donde conoció a Alexandre de Beauharnais, un joven aristócrata que se convertiría en su esposo.

La pareja no tenía nada en común, los orígenes de Josefina incomodaban a Alexandre, quien toda su vida había estado rodeado de mujeres de alta sociedad. Tuvieron dos hijos –un niño y una niña-, pero nada parecía complacer al aristócrata, quien decidió acabar con el matrimonio pocos años después y los mandó a un convento.

Humillada por el rechazo y cansada de sus raíces y comportamientos campesinos, Josefina dedicó su tiempo a aprender las artes de encanto de una verdadera parisina. Transformaba los vestidos de sus compañeras de cuarto en maravillas dignas de pasarela, aprendió a moldear sus facciones con maquillaje y se convirtió por fin en una mujer de alta sociedad.

Sus encantos atraían toda clase de hombres muy bien posicionados y logró vivir cómodamente gracias a los costosos regalos que le hacían sus admiradores. Alexandre siguió toda la vida sin tener ningún tipo de interés ni en ella, ni en sus hijos. 

Aprendió tan bien el arte de arreglarse, que se convirtió en un ícono de la belleza y la moda francesa. Llegó a ser reconocida por utilizar más joyas que la emperatriz María Antonieta y por la forma en la que impregnaba su cuerpo con esencias.

Su estadía en prisión, una experiencia traumática

Pese a que no tenía ningún tipo de relación con su esposo, después de la ejecución de María Antonieta y Louis, un grupo de revolucionarios comenzó a buscar a los aristócratas hasta debajo de las piedras. En 1794 arrestaron a Alexandre, acusado de traidor y poco tiempo después vinieron por ella y la enviaron a “Les Carmes” la cárcel más terrible de todo París.

Su tiempo en prisión fue traumático, cortaron su cabello y vivía hacinada con un grupo enorme de mujeres que esperaban sus juicios. Después de que ejecutaron a Alexandre, sabía que no tenía escapatoria.

El día antes de su ejecución, el gobierno cambió y cancelaron las ejecuciones. Se salvó milagrosamente y juró que nunca estaría así de vulnerable otra vez, por lo que su nueva meta era llegar a los grandes tronos de Francia.

La enigmática musa de Napoleón ¿Cómo lo conquistó?

Decidida a llegar a lo más alto de la monarquía francesa, Josefina acudía espectacularmente arreglada a las fiestas de las más altas clases sociales. Encantaba a todos los hombres con su enigmática personalidad, su belleza extraordinaria y su seductora actitud.

El primero en caer fue Paul Barras, uno de los líderes políticos franceses más revolucionarios e importantes del momento. Pero no era el candidato ideal para Josefina, pues no quería casarse y ella necesitaba estabilidad económica y posicionamiento social.

Barras le sirvió de trampolín para llegar a Napoleón, el minúsculo y poco atractivo emperador de Francia, Josefina no desperdició ni un momento y utilizó todas sus armas de seducción para enamorarlo y lo logró. Oficialmente el emperador de Francia estaba completa e irrevocablemente enamorado de ella.

Logró todo lo que quería, pero la naturaleza le jugó en contra

"La coronación de la emperatriz Josefina" por Jacques-Louis David.

Tenía su futuro asegurado, había logrado llegar a la más alta posición de la monarquía francesa, finalmente tenía todo lo que quería pero su edad le jugaba en contra.

Napoleón necesitaba un heredero, Josefina ya tenía dos hijos y su edad -46 años- le complicaba la tarea de concebir. Intentaron por años pero nada parecía funcionar por lo que el emperador se vio obligado a pedirle el divorcio.

La frustración de Josefina llegó a ser tan poderosa que necesitó ayuda psicológica, se mudó en soledad al Castillo de Malmaison. Napoleón se casó con la archiduquesa María Luisa de Austria y Josefina aplaudió con lágrimas el logro de su exesposo.

Napoleón y Josefina se amaron con intensidad, además de ser su esposa, era su mejor amiga, su confidente y su consejera política. Napoleón cayó en crisis luego de su divorcio, ni el matrimonio lo alegró, Josefina por su parte murió tiempo después, pues sin Napoleón "no había razones para vivir".

Por Mary Villarroel Sneshko | @Vivodesorpresas | Culturizando
Con información de Biography.com | DailyMail | HistoryToday

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