La Región de Murcia tiene futuro

Fernando López Miras. El presidente autonómico más joven de España, es también el primer jefe del Ejecutivo regional cuya vida ha transcurrido por completo en el periodo autonómico. Y es que, a diferencia de sus antecesores, no ha vivido los tiempos en los que Murcia y Albacete formaban una única región. Ni tampoco aquellos años en los que el diseño del Estado autonómico generaba tensiones en algunos sectores de la sociedad española.
Vino al mundo el 4 de octubre de 1983, casi un año y medio después de la aprobación del Estatuto de Autonomía. Ya había muerto el general Franco, ya se había producido el golpe del 23F y el PSOE de Felipe González había conquistado el poder. Fernando López Miras todavía gateaba cuando en la Región se produjo la dimisión del socialista Hernández Ros y su sustitución por Collado, un proceso que, cosas de la vida, se repetiría 33 años después y que le tendría a él como protagonista, pues el actual presidente llegó a San Esteban tras la renuncia de Pedro Antonio Sánchez, quien había sido el candidato de su partido, el Partido Popular, en las elecciones de 2015.
A pesar de su juventud, insiste en que está más que preparado para estar al frente de la Región, ya que lleva desde los 18 años en política ocupando diferentes cargos dentro del PP -actualmente es coordinador general del partido en la Región-, es diputado desde 2011 y fue secretario general de la Consejería de Hacienda. También tiene experiencia en el sector privado, tras licenciarse en Derecho y hacer un MBA en Dirección y Administración de Empresa. Más allá de su trayectoria, parece moverle el entusiasmo. A pesar de que tiene todo un futuro por delante, ya tiene claro que «servir a la Región y ser útil a los murcianos será lo más importante que haga en mi vida», como ha dicho en varias ocasiones.
López Miras se puede considerar un murciano de pura cepa. Vino al mundo en el hospital la Arrixaca de Murcia. Fue un bebé archenero, un niño aguileño, un escolar cartagenero, un bachiller lorquino y un universitario murciano. Ahora reside en la pedanía de La Arboleja, aunque va mucho a Lorca, donde cada semana tiene una cita para jugar una pachanga de fútbol con sus amigos de toda la vida. Entre sus grandes pasiones están los paseos por los enclaves naturales de la Región, especialmente la costa de Águilas, y la música. Recientemente se reunió con miembros de la comisión que redactó el anteproyecto del Estatuto de Autonomía, los padres del Estatuto, y reconoció el esfuerzo «de estos visionarios que hace más de 35 años dieron lo mejor de sí mismos, sus conocimientos, su tiempo y su dedicación». Un ejemplo que quiere seguir para que «ningún murciano sea menos que cualquier otro ciudadano de España».

Alfonso López Giménez, de 26 años, dirige las filiales del grupo Postres Reina Agua de Cantalar y Surivan, dedicada a la producción de aromas utilizados en los productos de la compañía familiar de Caravaca de la Cruz. Estudió Administración y Dirección de Empresas en Madrid y en Dublín, pero regresó a su ciudad en cuanto acabó la carrera para ayudar en la empresa, que ya tiene plantas en Málaga, Portugal y Houston (EE UU) y emplea a unos 680 o 700 personas. Es el tercero de cinco hermanos y, a pesar de que al terminar los estudios podía haber trabajado en Madrid, quiso regresar a la compañía, que conoce perfectamente porque desde pequeño ha trabajado junto a su padre. «Me gusta mi tierra y no me mueve nadie de aquí», asegura. Ha visto cómo «un pequeño obrador con tres personas llegaba a transformarse en la primera marca del mercado en postres lácteos, que está entre las diez más valoradas por los consumidores». En las vacaciones de verano también ayudaba en la fábrica colocando flanes de la cinta transportadora.

«Para mí Postres Reina ha sido siempre como un hermano más», explicaba.

Su aprendizaje lo ha convertido en un ejecutivo atípico, que no se considera «un directivo de despacho» y está dispuesto a arrimar el hombro donde haga falta. Vive totalmente volcado en las obras de las nuevas instalaciones de Agua de Cantalar y cuenta que incluso ayuda a «echar el hormigón, si hace falta». Un año depuse de la compra del manantial prepara el lanzamiento de los nuevos envases de la marca, que arrancará a principios de julio, con etiquetas que lucirán estampas del Castillo de Caravaca, el Mar Menor y la Noria de Alcantarilla.
Alfonso no puede ocultar su entusiasmo por el agua mineral que considera un tesoro del Noroeste y «que tiene el mismo PH que la sangre», ni su pasión por la naturaleza de la comarca, que describe como un paraíso y que aprecia mucho más después de haber vivido en Dublín sin ver el sol durante meses. «La energía y la vida que transmite la naturaleza te da energía para el día a día. La Región de Murcia es vida», afirma tajante.

Su filosofía de la vida se resume en una combinación de «trabajo, deporte y descanso. No soy partidario de trabajar más de nueve o diez horas al día. El tiempo libre es imprescindible para descansar y estar al día siguiente a tope», explicaba.

Tampoco es ajeno a los problema que plantea la sucesión en una empresa familiar cuando la segunda generación empieza a tomar las riendas ni a la responsabilidad que conlleva empezar a tirar del carro en un grupo que factura 140 millones, está presente en Portugal y Estados Unidos y cuenta ya con cinco plantas.

Este lorquino de 25 años se licenció el año pasado en Medicina y éste ha aprobado el MIR. En la actualidad es médico residente en el hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, y su especialidad es la Oncología Médica. Aunque podía haber elegido otro destino «esta Región tira mucho», comenta. En esto se estará formando durante los próximos cinco años. Médico por vocación y por ‘herencia’ familiar, ya que su madre es doctora y su padre farmacéutico, siempre ha tenido claro su futuro laboral.

Y como anécdota recuerda que de pequeño correteaba por la clínica de su madre con una bata blanca. Desde que comenzó la carrera ha estado defendiendo los derechos de los estudiantes de Medicina, primero desde Murcia, como presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Murcia, y después como vicepresidente, o ‘número 2’, de Asuntos Externos del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), uno de los colectivos más reivindicativos del mundo estudiantil universitario. Se ha codeado con ministros de Sanidad y con los ‘peces gordos’ del estamento médico. «He aprendido un montón gracias a las oportunidades que me ha dado el Consejo y a todos los jaleos que me he implicado con él», comenta. Y reconoce que alguna vez se ha peleado con políticos, porque «me gusta meterles caña». Sin embargo, ahora, dice, su objetivo principal es formarse para luego ejercer, porque «lo necesito». Aunque no puede evitar poner su mirada crítica en lo que le rodea. «Tendría que volver a nacer para no hacerlo así». ¡Que se preparen en la Arrixaca! Apasionado de la natación, porque «el agua me ayuda a conectar con mis pensamientos», y del Paso Blanco lorquino, Domingo no descarta tener alguna relación futura con la política. «Aunque la política cada vez me gusta menos, me doy cuenta de que mi forma de ser va a hacer que esté muy implicado en el momento en el que esté viviendo; veremos», dice.

Entre sus variados logros académicos figuran una Matrícula de Honor en el Bachillerato, que estudió en el instituto Ciudad del Sol de Lorca; el primer premio del Concurso de Ideas 2016, por la propuesta ApoyaMIR, dirigido al fomento de la participación de los alumnos en la Innovación y la mejora continuada del Curso MIR Asturias; y el primer premio del III Concurso de Fotografía Turística en 2009, organizado por la Escuela Universitaria de Turismo de Murcia. Ha participado en las Olimpiadas de Química y Física y de Biología de la Región de Murcia; y obtuvo un accésit en un concurso de relatos que convocó la Confederación Hidrográfica.

Es una joven ingeniera de Caminos, Canales y Puertos que ha logrado el premio al mejor expediente académico de la carrera a sus 23 años. Superó el 9 de media. Natural de Abanilla, en esta localidad terminó su Bachillerato. Ha estudiado en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y tras graduarse ha logrado una beca de iniciación a la investigación en este centro docente, con una duración de seis meses. Su materia preferida, y en la que se ha especializado tras estudiar un máster, es la hidráulica.

«Estamos intentando optimizar el uso y funcionamiento de las presas, algo muy necesario en esta Región, tan falta de agua», explica. Se ha movido con soltura en un mundo tradicionalmente masculino. «Es cierto que siempre se ha dicho que esta ingeniería era una carrera para chicos, pero cada vez somos más las que nos atrevemos con ella», comenta. De hecho, indica, de los 25 alumnos del máster, la mitad eran chicas.

A Paqui, que tiene una hermana menor, «que es también un cerebrito y que quiere ser ingeniera aeronáutica», siempre le han gustado las carreras de ciencias, pero no tiene a nadie en la familia con experiencia en este campo. Se decantó por la ingeniería civil por la proyección laboral que tenía. «Puede haber muchas salidas si tienes suerte», comenta. Pero no se hace muchas ilusiones: «Los profesores nos han comentado que hace unos pocos años a los estudiantes de estas carreras las empresas se los rifaban, todos salían con trabajo; ahora aspiramos a algún convenio de prácticas, a ser becarios», lamenta. Sin embargo, después de acabar la carrera, tiene claro que quiere seguir en el mundo de la docencia y compaginarlo con la investigación. Y lo quiere hacer en la Universidad Politécnica de Cartagena.

«Sería una forma devolver a esta universidad y a esta Región todo lo que me ha dado», comenta, aunque sabe que si el futuro laboral la lleva a otras regiones, se irá. Esta joven ingeniera, cuando no está estudiando, «que es muy poco tiempo», disfruta del cine, sobre todo de las películas de acción; y de hacer senderismo con su pareja y su hermana. «Soy muy familiar, y como me paso la semana en Cartagena, cuando vuelvo el sábado y el domingo a casa quiero disfrutar de mis padres», comenta. En su curriculum figura, entre otros, el primer premio al mejor TSG de investigación en temas de agua, que convocó la empresa Hidrogea. Entre sus proyectos más inmediatos figuran comenzar en octubre el Doctorado, paso necesario para lograr entrar en el mundo de la docencia.

es la voz del grupo revelación del panorama indie nacional; y eso, estando como están las cosas en la industria, y a tenor del apogeo del género en los últimos años, es decir mucho. Y aunque cada vez hay más gente que entiende a su grupo, Viva Suecia, más que como un diamante en bruto, como una piedra preciosa tallada a fuerza de directos y de dos discos que han enganchado a la crítica del pescuezo (La fuerza mayor y Otros principios fundamentales), Rafa Val y los suyos se han subido a un tren que solo sube, pero siendo ellos los máquinas y los responsables de mantener caliente la caldera para no perder la trayectoria.
Diplomado en Magisterio Musical por la UMU, Val nació en el seno de una «familia de artistas» radicada en Las Torres de Cotillas hace 29 años. Allí creció –estudio en el IES Salvador Sandoval del municipio– acunado por la vena creativa de sus allegados, aunque confía en haber desarrollado su «criterio musical» por sí mismo, «pero no estoy seguro», matiza entre risas.

Como todo o casi todo melómano que se precie, tuvo un referente en su primo Sergio durante la infancia –«Él fue el primero que me empezó a pasar canciones, discos», señala–, y ya durante la Secundaria hizo sus primeros pinitos con la guitarra y sus primeras bandas. No obstante, fue Errecinco su primer proyecto serio, grupo todavía en activo, pero que está «bastante parado»; y es que, como una ola de frío nórdico, Viva Suecia ha congelado casi cualquier plan alternativo. Pero no hay que caer en el engaño: el éxito del Val, Jess Fabric (bajo), Alberto Cantúa (Guitarra) y Fernando Campillo (batería) no surgió de la nada el pasado año con Bien por ti –Mejor Canción de los Premios de la Música Independiente–, sino que lleva fraguándose desde verano de 2013, cuando el hoy vocalista del grupo dijo ‘no’ en su primera toma de contacto con la banda. «Jess y Alberto llamaron a Dani (guitarra y voz de Errecinco) para tocar en una banda que estaba montando, pero cuando estaba finalmente formada, Dani se fue a Barcelona a trabajar y me llamaron a mí. Hicimos dos o tres ensayos, pero no cuajó y lo dejamos. Más tarde me volvieron a llamar. Le habían dado una vuelta al tema, había entrado Fernando, y el 25 de diciembre hicimos primer ensayo. Congeniamos bien y, tres meses después, estábamos grabando», confiesa Val.

Desde aquel día de Navidad han pasado tres años y medio; «tres años currando sin parar. Y creo que lo único que hemos hecho, además de currar, es pasarlo bien», asegura. Pero el mundo de la música es «jodido», y lo sabe. «Curros, parejas, situaciones personales..., pasas mucho tiempo fuera de casa. Lo que le pasa a todas las bandas, vamos, tampoco es nada muy diferente a lo que le pueda pasar a un camionero; es parte del trabajo. Lo guay es que hacemos el sacrificio con mucho gusto». Y en eso, y por eso, siguen. Echando leña a la caldera para que el tren no pierda el rumbo. Porque el camino el largo, pero los vientos nórdicos acompañan y tienen mucho camino por delante.

Deportista y estudiante, tiene 23 años de edad y acaba de debutar con la selección española absoluta de marcha atlética. Amanda Cano Gómez (Abarán, 19 de agosto de 1994) ha alcanzado la madurez deportivo en el inicio de un nuevo ciclo olímpico, que concluirá en 2020 en los Juegos de Tokyo. Pero Amanda no solo es aplicada en el deporte, también lo es en los estudios. Pese a que diariamente son muchas las horas que tiene que pasar en la pista de atletismo de Cieza junto a su entrenador, José Antonio Carrillo, reconocido en varias ocasiones como el mejor técnico español, también saca tiempo para estudiar Medicina en la Universidad de Murcia. Ya está en 5º curso, sin dejarse ni una sola asignatura anualmente, aunque en éste, debido a su participación en la reciente Copa de Europa en la que conquistó una medalla de oro con el equipo nacional de marcha atlética, se ha tenido que dejar dos para la convocatoria de julio. Este año ha dado un salto de calidad, pero quiere seguir avanzando con paso firme, sin esas prisas que tan malas consejeras son cuando un deportista se instala en la élite.

Amanda se inició en el deporte por accidente. Veía a su hermano hacer atletismo, algo que a ella no le llamaba la atención hasta que un día, animada por su padre, decidió romper el hielo. Comenzó haciendo pruebas de mediofondo (1.000 metros), pero un día sufrió una periostitis y su entrenador, que ya por entonces tenía a grandes marchadores como Juanma Molina y un jovencísimo Miguel Ángel López, ahora campeón del mundo, le propuso que probara con la marcha atlética. En su primera competición acabó la penúltima, pero ella, de ideas fijas, perseverante, sabía que había llegado a la modalidad que más le gustaba. Y se quedó.
Desde entonces no ha parado de progresar. Medallista nacional en varias categorías inferiores, siempre compitiendo al más alto nivel, ni siquiera se desanimó en esos años de adolescencia donde muchos jóvenes deportistas abandonan por los estudios o por el alto sacrificio que supone entrenar de lunes a sábado y competir los domingos. Ahora se ha convertido en la primera murciana internacional absoluta en marcha atlética surgida de la escuela ciezana, que está marcando tendencia por la excelente técnica de sus deportistas. Y en su primer año en categoría senior, ha conquistado la medalla de plata en el Campeonato de España de El Hierro, el cuarto en el Criterium Nacional de Mérida y el vigésimo primero en la Copa de Europa, donde se colgó una medalla de oro con la selección española.