El sexo en la Historia

Sí, pero de manera clandestina, ya que la ley romana consideraba la prostitución masculina como una ofensa a los dioses.

Por supuesto que no. Ser prostituto es algo que sólo se comenzó a dar a partir del siglo XX.

Sí, de hecho una práctica común entre ellos era tomar queso de cabra por su función de espermicida.

Los métodos anticonceptivos estaban totalmente prohibidos, ya que iban contra la fecundidad de la mujer y los dioses se podían cabrear.

El único método posible es lo que comúnmente conocemos como marcha atrás, lo cual da algún que otro susto.

El más frecuente era que la mujer diera unos cuantos golpes al hombre en la cara para desconcentrarle y evitar la eyaculación.

Perforarse las partes blandas del cuerpo (imaginad cuáles), lo que constituía un autosacrificio hacia los dioses.

No tener sexo el día antes de entrar a una batalla. Y encima luego vas y te matan.

Que los eyaculadores precoces pusieran una vela al dragón Xian-Tsu-Pin para ser más duraderos.

Penado con la muerte, ya que Anubis así lo estableció, y lo que Anubis decía iba a misa.

Permitido, pero sólo para las clases altas, porque ellos eran los que molaban en Egipto.

Permitido, pero sólo a petición de una de las suegras en las reuniones familiares.

Falso. Los sacerdotes dormían con pesadas Biblias por debajo de la cintura para evitar pensamientos impuros.

Falso. A pesar de ser frecuente, esta práctica nunca llegó a constituir un problema. Así que no exageremos.

Verdadero. Sin embargo, dicha práctica resultaba normal y no escandalizaba a nadie, ya que el voto de castidad no era totalmente estricto.

Un privilegio, ya que la Corona pagaba al padre de familia por tener a una virtuosa en su hogar.

Un delito, ya que ante la crisis poblacional se necesitaba mayor número de nacimientos. Es lo que tienen las guerras y epidemias, que falta gente.

Sólo se podía mantener virgen si había hecho voto de castidad. Si no, estaba obligada a perderla al ser mayor de edad. Y cuidadito con saltarte la norma.

Porque se trataba tan sólo de una simple costumbre que había pasado de generación en generación.

Porque la Diosa Madre carecía de ellos, y todas las mujeres la seguían. Era el postureo de entonces.

Porque pensaban que en las pinturas murales no quedaba muy estético. ¡Qué tiquismiquis!

Aztecas. Entre sacrificio y sacrificio pues aprovechaban y desfogaban.

Ingleses. Un estudio reciente de la Universidad de Oxford asegura que Gran Bretaña siempre ha estado en América, y no en Europa como se había pensado hasta ahora. Isabel II lo ha admitido.

Incas. Luego llegó Cortés y dijo que nada de eso, que sólo había machotes ibéricos.

El futuro esposo, antes de casarse, debía darse tres fuertes cabezazos con la pirámide más cercana que tuviera. Era un símbolo de prosperidad económica.

La esposa, momentos antes de practicar el sexo, debía ingerir dos cucarachas para aumentar sus posibilidades de tener hijos varones. Todo un menú de boda oiga.

Estaba prohibido que la mujer cortejara al hombre, porque decían que eso era ser una fresca.

No estaba mal visto, siempre y cuando se confesaran dichos pecados ante un sacerdote. A Dios se le cuenta todo.

Un grave delito, puesto que podían extenderse las enfermedades de transmisión sexual.

Algo bueno, ya que estaban ayudando a que aumentara la economía del reino.

Algo bueno o malo, dependiendo de la condición sexual del Papa.

Algo malo, pero que no iba contra la ley civil ni religiosa.

Algo normal, ya que se mantenían desde tiempos muy antiguos. La tradición es la tradición.