Hijos en el siglo XXI: Mira por qué debes pensar muy bien antes de tenerlos

Los tiempos modernos hacen que cada vez la vida sea un tanto más competitiva en todos los campos: familiar, laboral, económico… El tiempo sigue su curso y cada vez somos más adultos pero, ¿estamos listos para el siguiente gran paso? Identifica si estás preparado para tu descendencia… ¡Echa un vistazo!

christopher novoselic
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Elegir 6 nov 2018
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Por allá entre los años 70 y 80, las personas no se cuestionaban el tener hijos, pues los procesos tendían a ser más “burocráticos”; desde la aceptación familiar hasta el momento correcto de mantener relaciones, todo enmarcado en los viejos paradigmas y valores con los que crecieron las viejas generaciones.
 
En la misma línea, las mentalidades y tiempos históricos han cambiado. Hasta hace poco se daba por sentado que todo el mundo quería formar una pareja y tener hijos. Sin embargo, esto no es del todo correcto.
 
La decisión de una familia ha ido cambiando de manera extrema. En la mayoría de las regiones occidentales la decisión de no tener hijos se convirtió –en estos tiempos- en una decisión que se piensa dos veces. Son muchos los hombres y mujeres que no quieren o prefieren no tener hijos, aunque esto se ve influenciado por varios factores.
 
Las razones que impulsan esta tendencia son muchas. Van desde un deseo personal hasta la idea de que traer nuevas vidas contribuye al desequilibrio social del mundo. Además, interviene la preparación mental, la edad de los implicados, los cuestionamientos de lo que significa una responsabilidad de tal magnitud, la relación de pareja, entre otros.
 
Por consiguiente, cada vez hay un menor grado de tabú en torno a la decisión de no tener hijos y esto es aplicable a todas las sociedades del mundo.

La longevidad del mundo

Es bien sabido que estamos entrando en un mundo en donde cada vez hay más gente mayor y menos jóvenes. Las poblaciones aumentan exponencialmente, la economía de muchos países va en declive, las oportunidades de inclusión social cada vez son más selectas… Las consideraciones globales son muchas por eso se debe pensar bien si proceder o no.
 
En algunos países la tasa de nacimientos es muy inferior a la de hace veinte años. Esto, junto al aumento de la esperanza de vida, nos habla de sociedades envejecidas. ¿Esto es lo ideal para el mundo? ¿La decisión de no tener hijos corresponde a una lógica responsable o no es más que una enorme muestra del egoísmo que impera hoy en día? ¿Este panorama es un efecto de la crisis de pareja?
 
Estas y más interrogantes se gestan en la mente de muchos hombres y mujeres que se ven en el escenario familiar.

¿Egoísmo y sentido de responsabilidad moral?

Muchos piensan y defienden con argumentos que tener hijos resta libertad y genera complicaciones, aunque otros se inclinan por un sentimiento de “responsabilidad moral” en el que no conciben la idea de traer un niño al mundo sin que las condiciones sean las más óptimas para garantizar el bienestar del pequeño.
 
En consecuencia, la idea de criar un hijo –especialmente en los primeros 10 años- exige tiempo y dedicación que muchas personas no están dispuestas a invertir.
 
Para los que comparten este pensamiento, tener un niño y educarlo representa la sustitución de muchos planes, siempre y cuando las edades jueguen en contra.
 
Aparentemente, para muchas personas, solo la profesión y la vida social son suficientes para darle un sentido a la vida por lo que los hijos no merecen la pena por la inversión que implica una educación responsable.
 

Decisiones tardías o apresuradas

Sean jóvenes o adultos; hombres o mujeres. Cada persona y especialmente cada pareja debe tomar su propia decisión, tomando las consideraciones individuales y en conjunto; de esta manera podrán sentirse cómodos con la idea de procrear o dedicar su vida a otra actividad que no sea la paternidad.

Sin embargo, es de suma importancia reflexionar al respecto y tratar de no equivocarse, es decir, no confundir pasiones pasajeras o disparos emocionales por las que se vean influenciados a tener un hijo.
 
La triste verdad es que los efectos de tener un hijo sin desearlo a veces llegan a ser verdaderamente destructivos en la vida del padre o madre que, eventualmente, se verán reflejados en el hijo.
 
Aunque en términos biológicos, generalmente se sostiene que el hombre puede concebir “hasta el día de su muerte”; la mujer en cambio, cuenta con un tiempo limitado antes de entrar en la etapa de la menopausia. Por esta importante premisa se debe estar realmente seguro de la decisión.

En la misma línea, frustrar el deseo de ser padre o madre eventualmente origina un enorme vacío existencial que acaba en la desesperanza, afirmó el experto en paternidad José Chércoles.
 
“Todo lo que sea repartir cargas entre ambos cónyuges está bien. Contribuye a responsabilizar al padre del cuidado de los hijos”.
 
En cambio, un hijo a temprana edad, para la mujer y el hombre, representa una gran complicación por la falta de experiencia y el pleno proceso de desarrollo emocional. Además, se suman eventos que pueden estar desarrollando en una edad comprendida entre los 17 y 25 años: estudios, inicio de formación laboral, compresión social de sus emociones, entre otros.

El deseo real

¿Quiero tener un hijo? ¿Siento una profunda necesidad de demostrar un afecto paterno/materno? ¿Estoy listo/ta? En algunas ocasiones estas inquietudes se originan de una percepción o un interés equivocado, basado en interrogantes provenientes de alguna situación cercana al proceso de procreación.
 
Existen las parejas en conflicto que se engañan con la idea de que un hijo va a mejorar la relación o poner fin a sus discusiones. Por otro lado existen los individuos frustrados que rayaron en la irresponsabilidad de tener relaciones sexuales sin protección.

Con el tiempo pasando y las prioridades enfocadas solo en esa nueva vida, acaban inconformes con su propia vida y pretenden que sus hijos alcancen lo que ellos no lograron. En ambos casos las posibilidades de fracaso son muchas.
 
En estos tiempos modernos, la sexualidad y el acto reproductor dejaron de ser un tabú, a diferencia de la época de nuestros predecesores cuyas vidas eran criticadas por tener hijos a escondidas, mantener relaciones clandestinas, acabando bajo un matrimonio obligado u otras tradiciones tan arraigadas al siglo pasado.

Existe mucha información, asesoramiento y planificación familiar. Lo importante es cultivar nuestra capacidad para escuchar el mensaje que habita en el fondo de nuestro corazón, que nos dice si realmente estamos mental, emocional y económicamente listos. Lo demás viene por añadidura.
 
Por su parte, algunos especialistas recomiendan que si una pareja esta preparada para crear una familia, la opción de un solo hijo sería lo más idóneo, rompiendo con los mitos del hijo único problemático. En este sentido, sería la mejor opción en tiempos modernos.
 
La psicóloga María Lopéz coescritora del libro El hijo único, -obra que explica los mitos asociados con el hijo único- sostiene que las familias de un solo hijo son perfectamente normales y que el hijo puede tener un desarrollo tan sano como el hijo con hermanos: “Siempre se ha dicho que los hijos únicos son egoístas, caprichosos, consentidos y solitarios. Esto es un mito… Tener un solo hijo podría ser la mejor opción para los padres del siglo XXI”.

Christopher Gutiérrez | @diamantesgopro | Culturizando
Fuentes: TubebeYtu | Familias.com | CrianzaYsalud

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