Test: cómo sos en la cama según tus gustos sexuales

Son buenos amantes de ocasión, ideales para una noche de lujuria. Prefieren demostrar antes que decir. El juego erótico es rico en poses y no se quedan atrás en su eterno hábito de exaltar todos los atributos sexuales puestos en juego. Se exceden en la cuota de "egoísmo" y no dejan que el otro intervenga. Ellos lo saben todo.

Aunque el contacto sexual haya sido satisfactorio siempre tendrán “puntos débiles” a corregir. No conformes con las capacidades amatorias desplegadas pondrán mucha atención en los nuevos encuentros para intentar corregirlas. La valoración que hacen de sí mismos carece de toda indulgencia. Son severos críticos y antes de innovar un mínimo gesto evalúan la posible incidencia en el otro.

La mujer inestable es más demandante de amor y de sexo que el hombre. Además aprenden que la pasión redime todo conflicto. Si todo marcha sin interrupciones se estimulan fácilmente y tienen buenos orgasmos, exigiéndole al hombre una segunda, una tercera, o más veces. Si el hombre responde, se habrá producido el clásico “enganche” que mantiene unidas a estas parejas cuando las “papas queman” en otras áreas. Es muy frecuente escuchar “ojalá nos llevásemos tan bien en el resto de las cosas como en la cama”. El sexo -a veces- pasa a ocupar el lugar de la reconciliación.

. Expresar sus necesidades sexuales suele ser un problema, no se animan. Son más propensos a poner en cuestión las fantasías y las conductas sexuales. Dudan si explicitar sus ganas o mantenerlas en la más cerrada intimidad; generalmente optan por la cerrazón o que aparezcan en forma de actos impulsivos e incomprensibles. Si las parejas son parecidas a ellos, es decir tienen escasa iniciativa, se aburren y poco podrán hacer para mejorar la performance del encuentro. Creen en lo conocido, les da seguridad; de esta manera no tienen que pasar por el filtro crítico.