T26 Grand Sport: alta costura automotriz

Europa se recuperaba de la Segunda Guerra Mundial cuando el empresario italofrancés Antonio Lago, encargado de la fabricante Talbot-Lago, decidió producir un deportivo fabricado por los diseñadores de carrocería que habían sobrevivido al conflicto bélico. El proyecto habría de exhibirse en la ciudad de la alta costura y en uno de los mayores aparadores para la industria automotriz: el Salón del Automóvil de 1948. Entre las firmas de carrocería contratadas por Lago, destacaba Figoni et Falaschi, reconocida por su cercanía con las casas de moda.

Mientras que Ovidio Falaschi era el encargado de administrar esta compañía, Giuseppe Figoni era considerado la mente creativa detrás de los diseños. De hecho, Figoni solía trabajar con diseñadores de moda, con quienes lanzaba autos cuyos colores combinaban con sombreros y guantes creados para la ocasión.

Varios T26 Grand Sport se fabricaron en 1948 y, de hecho, hoy en día todavía sobreviven 26 ejemplares. Sin embargo, el que llegó a Pebble Beach es un ejemplar único.

Cuenta la leyenda que su primer dueño fue un personaje de apellido Fayolle, conocido en ese entonces como “el rey de las cremalleras”, y que, por ello, cuenta con un cierre cromado en el cofre, un emblema de personalización. Poco se sabe del tal señor Fayolle. Lo cierto es que el auto reapareció en Estados Unidos durante los años 60, donde fue puesto bajo resguardo por más de 40 años, hasta que su actual dueño lo restauró para llevarlo al Concours d’Elegance.

El T26 no sólo tenía un impresionante diseño, también una mecánica única. Su motor era un seis cilindros en línea de 4.5 litros. Los 190 caballos de potencia le permitían alcanzar los 200 kilómetros por hora.

Información: Alberto Bortoni
Edición: @AutomotrizGR