Biarritz: la época cromada de Cadillac
Biarritz: la época cromada de Cadillac
Hubo una época en la que los autos eran pura opulencia. De dimensiones señoriales, exteriores colmados con detalles cromados y llamativas aletas ubicadas sobre los faros traseras.
Eran los años 50, y hay pocos autos que los represente mejor que el Eldorado Biarritz.
Hubo una época en la que los autos eran pura opulencia. De dimensiones señoriales, exteriores colmados con detalles cromados y llamativas aletas ubicadas sobre los faros traseras.
Eran los años 50, y hay pocos autos que los represente mejor que el Eldorado Biarritz.

Fue en 1956 cuando Cadillac eligió el nombre Biarritz, que evocaba a la pequeña ciudad de descanso al poniente de Francia, para la versión convertible de su auto Eldorado. Se distinguía por su frente abultado y un ornamento cromado doble sobre el cofre.
Sólo se produjeron 2 mil 150 unidades de este convertible en ese año. A su vez, la denominación Seville se destinó para el Eldorado de dos puertas y techo rígido.
Un año más tarde, en 1957, llegó al mercado una nueva generación de Eldorado.
Los diseñadores habían dado rienda suelta a su imaginación, y el Biarritz de ese entonces era, en parte, obra de Ron Hill, un diseñador de sólo 23 años. La defensa trasera pronto fue conocida con el nombre despectivo de “chipmunk cheeks”, o mejillas de ardilla.
Conseguí sustituir la forma tradicional de la parte trasera al cortar los cuartos traseros estándar
Ron Hill
Diseñador de General Motors
“No había, en ese entonces, un programa de prototipos ni nada elegante por el estilo, a diferencia de un auto normal no estaba inspirado en nada más. Sólo necesitábamos algo que luciera diferente y vine con esta idea. Lo llamamos la parte trasera con forma de papa”, comentó Hill en una entrevista durante los años 70; para ese entonces, el diseño le parecía horrible, aunque, en su momento, estuvo orgulloso de él.
La inspiración de la época en la era del jet era ya más que evidente no sólo en Cadillac, sino en todas las marcas y las aletas en la parte trasera cada vez obtenían mayores dimensiones. Así hasta llegar a las ridiculamente inmensas y atracticas del Cadillac 59.
Es el Biarritz 1959 el que se convirtió en todo un ícono de la época. El máximo exponente de lujo y ostentación, con elementos cromados que recorrían sus 5.7 metros de longitud. Y que le daban un aire de majestuosidad al auto de 2.4 toneladas de metal.
La motorización varió a lo largo de los años, pero, en los años 50, los motores de Cadillac eran considerados el estándar de suavidad y potencia.
El V8 de 390 pulgadas cúbicas desarrollaba 345 caballos; utilizaba tres carburadores de 2 gargantas, así que el rendimiento no era el fuerte de sus vehículos.
Tenía una alta potencia, pero el Eldorado Biarritz era un coche para pasear cómodamente. Sus asientos eran confortables y la suspensión incomparable. Era como ir sentado en nubes, según se cuenta.
El nombre Biarritz vivió hasta 1965; después de ese año el nombre estuvo en desuso hasta 1976, cuando apareció como una versión más que una carrocería.
Hoy los Eldorado Biarritz de las primeras generaciones son altamente cotizados. Uno en condiciones de concurso puede superar fácilmente los 200 mil dólares.