Un viaje con Emiliano R. Fernández
Un viaje con Emiliano R. Fernández
Los poemas de Emiliano, en su mayoría con música de Félix Pérez Cardozo, no pueden faltar en el repertorio de cualquier músico paraguayo amante de nuestro folclore. Dúo Quintana Escalante, Juan Carlos Oviedo, Francisco Russo, son algunos de los artistas paraguayos que se encargan de transmitirnos los versos que relatan episodios de la Guerra del Chaco en sus obras.
Los poemas de Emiliano, en su mayoría con música de Félix Pérez Cardozo, no pueden faltar en el repertorio de cualquier músico paraguayo amante de nuestro folclore. Dúo Quintana Escalante, Juan Carlos Oviedo, Francisco Russo, son algunos de los artistas paraguayos que se encargan de transmitirnos los versos que relatan episodios de la Guerra del Chaco en sus obras.
Rojas Silva rekávo
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En 1928, tras el asesinato del Teniente Adolfo Rojas Silva y sus compañeros, en el Fortín Sorpresa, la guerra con Bolivia se hacía inevitable. El Teniente Rojas, era muy amigo de Emiliano, por lo que la noticia de su fallecimiento lo llenó de pena. El sentimiento colectivo clamaba venganza.
Este episodio inspira dos poesías a Emiliano. La primera: “Teniente Rojas Silva” en el que resalta la juventud del compatriota. La segunda: "Rojas Silva rekávo", en esta obra la indignación del poeta cobra vuelo impetuoso.
13 Tuyuti
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Emiliano compuso sus poemas en el fragor de la guerra para expresar las hazañas gloriosas de su Regimiento13 Tuyuti, que se distinguió en la Defensa de Nanawa por su ardor combativo. En el la primera estrofa, describe la personalidad del regimiento, que desparramaba terror en el árido suelo del Chaco:
"Número Trece che regimiento
Tamoñarô mente ojekuaa
Fortín Nanawa che campamento
La muralla viva, oje'e ha"
Ahama che china
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Emiliano R. Fernández escribe los versos de “Ahama che china”, que más adelante se popularizó con el nombre de “Che la reina”. Canción de despedida a una ocasional amada, donde cuenta que se ofreció a defender la soberanía paraguaya, allá lejos, en la frontera con Bolivia. Pero no todo es tristeza, él tiene esperanzas y en uno de los versos le dice:
“Ikatúnte aju jevy ndahái katuete amanóvo
ndékena che ra'arôvo siempre firme nde poty”.
La historia, esa que se transmite solo de boca en boca, de generación a generación, cuenta que el poema está dirigido a Catalina Gadea, una joven hermosa, de 19 años, de pelo castaño y ojos azules.