El beso de Singapur, el olvidado truco sexual que provoca superorgasmos

El nombre "pompoir" significa algo como “chupadora” en francés. Esto quiere decir que, al emplear esta técnica, la vagina produce un efecto similar al de la boca cuando se practica sexo oral.

En lugar de realizar el movimiento típico que se realiza durante el acto sexual, la pareja se mantendrá quieta. La mujer utilizará el músculo pubocoxígeo para estimular la erección de su hombre, lo que tendrá como resultado orgasmos más intensos para ambos.

Si bien muchas mujeres nacen con este don, la mayoría debe entrenarse para conseguirlo. Existen técnicas que permiten lograrlo en cinco meses, practicando una hora por día.

Los ejercicios, llamados Kegel, consisten en aprender a controlar el músculo pélvico: contracciones, apretar, empujar y más movimientos semejantes. Y se basan en mantener la contracción durante todos los segundos posibles, teniendo los 10 segundos como tiempo máximo.

Lo ideal es que la mujer se ubique por encima del hombre, ya que es ella quien marca el ritmo y la intensidad. Otra opción es practicarlo de costado. Siempre hay que tener presente que la vagina debe estar dilatada y humedecida.

La dama será quien cargue con la responsabilidad de marcar el ritmo, mientras que el rol del hombre será 100% pasivo.

Este método, no solo hará que el hombre tenga orgasmos más duraderos e intensos, sino que permite que la mujer experimente los tres tipos de orgasmos: el de clítoris, el vaginal y el de útero.

Esta tradición nació en la India, hace más de 3000 años, y más tarde se expandió hacia otros países como Tailandia y Japón. En aquel entonces, parte de la educación de las geishas consistía en desarrollar esta técnica.

A la hora de realizar el entrenamiento, hay que tener cuidado, ya que su mala práctica podría agravar los problemas de incontinencia, así como generar un prolapso.