¿Qué clase de folclórica eres?

Eres como la Faraona: la gitana madre, el alma de todas las fiestas. Ni cantas ni bailas pero a ti te da igual. Ya sea con el traje de cola o el delantal, tu vida es un tablao flamenco y por eso las noches de fiesta se terminan cuando tú decides. Y tus amigos lo saben. Eso sí, que nadie te chiste que de buenas muy buenas pero a mala leche no te gana nadie.

Tu vida es como un día gris de invierno que no se acaba. Llevas la palabra drama escrita en la frente y ni tú sabes por qué. Da igual lo que hagas, siempre vas a acabar en problemas o llorando. Aunque, a pesar de eso, hay una cosa que tienes clara: tú siempre vas a ir con dignidad por la vida. Gafas, frente alta y ¡dientes, dientes! que es lo que les jode.

Tú eres un señor o una señora y tienes clase hasta para tomarte un café. La bata de cola es como tu segunda piel, y si hay algo que te guste es la intimidad. Vamos, eres de los que los trapos sucios se lavan en casa aunque a la gente le encante hablar de ti. Siempre con una buena palabra, tu mirada parece analizar a todo el que se te acerca. Pareces un serio y aburrido, pero luego te haces querer.

Si algo tienes claro es que tú has venido a este mundo a posturear. Siempre siguiendo las tendencias eres incapaz de decir que no a una selfie, que para algo has practicado tanto tu pose. Combinar la ropa interior con tus calcetines es un must y tu día no se mide en horas sino en likes en instagram. Vamos, un hipster (en versión flamenca) de manual.

Tu vida es tan insulsa que ni llegas a flamenca, te quedaste en vedette. Siempre esperando a encontrar tu amor verdadero, te resignas con tu pequeño chihuahua aunque en el fondo, muy en el fondo, tienes tu corazoncito (puede que solo tú sepas dónde está). Sabes que lo del cantar y el bailar no es para ti. Eso sí, no hay reunión familiar o cena de navidad en la que no termines con tu boa de plumas cantando tu gran éxito (vamos, el único que tienes).