Test: ¿De qué país provienen tus modales?

Los japoneses son personas muy disciplinadas, formales y solemnes, y más cuando se trata de la etiqueta.Crees que las reglas existen para seguirlas. Y que en una sociedad donde se cumplen las reglas, la gente logra más éxito a nivel colectivo.

Desde temprana edad pones atención a qué conducta es aceptable en la sociedad, y cual no lo es. Aprendiste a sentarte, comer, hablar y seguir las reglas al pie de la letra.

No te gusta mucho la gente que no tiene algún sentido innato de etiqueta y que es grosera. Por lo general, evitas el contacto con personas de ese tipo.

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Los británicos estrictamente siguen ciertas reglas de etiqueta y comportamiento en lugares públicos, pero sí saben relajarse en compañía de sus amigos.

Algunos de tus seres queridos podrían jurar que tienes una doble personalidad. En público te comportas de manera oficial y sigues las normas, pero cuando estás sólo con tus amigos te sientes muy relajado y cómodo. Incluso puedes hacer chistes pesados y comportarte de manera poco decente.

Crees que para todo en el mundo hay un tiempo y lugar adecuados. Por lo tanto, en algunas situaciones puedes seguir las normas de moral, mientras que en otras no. Al menos sabes cuándo se pueden ubicar los codos sobre la mesa y cuándo no se debe hacer.

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Los estadounidenses son muy educados, les sonríen a los extraños, pero sobre todo les gusta la comodidad y tener buenas relaciones con todo el mundo. En lo que se refiere al comportamiento en público, por lo general, se apegan a las reglas de etiqueta estrictamente.

Claro, a veces puedes hacer un gesto desagradable al ver que un desconocido te pisa el pie, pero no por eso te vamos a culpar de ser frío con los demás.

Eres una persona cálida y amorosa, crees que la vida debe ser cómoda y relajada y que las relaciones no sufren rigidez y formalidades.

Es obvio que sabes respetar el espacio personal de los demás. Nunca irías a una cena de amigos con un regalo en las manos porque crees que todas estas costumbres son para los snobs.

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La elegancia francesa está por encima de cualquier tipo de etiqueta, incluso durante los eventos especiales. En público luces elegante y relajado y a veces ignoras ciertas normas sociales.

En ocasiones rompes las reglas existentes de la conducta pero lo haces de tal manera que a la gente le encanta estar a tu lado.

Lo que para los demás podría ser rudeza, para ti es honestidad. Siempre dices lo que opinas pero con una sonrisa en los labios. Por lo tanto, nadie puede culparte de romper las normas de la decencia.

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Los españoles son una nación cálida y feliz, saben controlarse y conocen todo lo que se necesita sobre las reglas de etiqueta. Con la edad aprendiste a filtrar tus primeras emociones e impulsos, separarlos de tus emociones verdaderas. Por lo general, puedes ser una persona educada y "decente".

Pero por dentro siempre te hierven las emociones. A veces permites que salgan a flote. Pero a cambio, todos tus amigos saben que no vas a ocultar tu tristeza, frustración o enojo con una sonrisa en la cara. A veces muestras emociones extremas: te emocionas, te enfureces o de repente te deprimes. Pero esto ya no es nada comparado con como eras en tu adolescencia. Ya aprendiste a controlar tus emociones fuertes.

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Los suizos tienen sentido del tacto y saben de etiqueta de manera innata, lo traen en la sangre. No necesitan ninguna regla para controlar su conducta. No te gusta decir "debo hacerlo", en lugar de decirlo vas y lo haces; eres muy abierto y de forma directa le dices a la gente lo que le quieres decir.

De manera casi intuitiva sabes cómo comportarte de acuerdo a la situación: dónde necesitas ser más formal y dónde no.

Nadie nunca te ha culpado de ser grosero porque sabes tratar a la gente como quiere que la traten. Al mismo tiempo, por lo general no te gustan las personas que "no saben comportarse" o se asoman a tu refrigerador sin pedirte permiso. Nunca tuviste que sacrificar nada por nadie para que te sigan considerando una persona "de buenos modales". Sabes cómo lograr lo que quieres pero sin tener que renunciar a tus intereses.

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