Se cumplen 25 años del “Domingo Rojo”
Se cumplen 25 años del “Domingo Rojo”

Por: Jorge López
No hay un día en que "María" no recuerde aquel "Domingo Rojo" del cual fue testigo y que hasta el día de hoy la tiene aterrada, con la incertidumbre de saber si algún día el asesino saldrá libre y cobrará venganza.
El 28 de febrero de 1993, era un domingo como cualquier otro para ella y su familia, quienes se dedicaban a la venta de tacos al exterior de su vivienda en la colonia Pimentel.
Recordó que era un "día de partido", en el que un grupo de jóvenes se preparaban para el juego de beisbol en un "campito" cerca de su casa. Antes del evento deportivo, algunos llegaban a "echarse sus taquitos", recordó "María"; entre ellos se encontraba Samuel Flores, de 25 años de edad.
"Eran como las 9 de la mañana y yo tenía la carreta de tacos. Yo estaba trabajando y estaban los muchachos comiendo, cuando llegó el hombre ese a pedirme el teléfono prestado. Como lo tenía cortado, le dije que no servía, pero que fuera a revisar para que viera que no le mentía", dijo.
Era Jesús Riojas Vázquez, mejor conocido como "El Teniente", de quien se presume era "madrina" de la Policía Judicial Federal. Minutos antes, en una camioneta robada tipo Cherokee color negro, había atropellado a un hombre de la tercera edad en la calle Juárez y San Luis Potosí, de la colonia Centro.
"Pero nosotros lo ignorábamos", relató "María", quien se dijo ser el único testigo presencial del caso.
"Como no servía el teléfono yo le dije a los muchachos: Llévenlo ahí con la Socorro para que le preste el teléfono. Y sí, le prestaron el teléfono y pidió ayuda, porque el carro se le venía quemando y quedó ahí en la Tepupa y José Carmelo.
"Uno de los muchachos se fue al béisbol y el otro se lo llevó al carro (Samuel Flores), pero como no tenía las llaves, le echó al culpa de que él las tenía (Samuel), pero el muchacho le dijo que no, y el hombre le dijo: ‘Ah, entonces fue tu otro amigo, llévame a donde vive’", añadió.
"María" indicó que el joven que se había retirado del lugar era hermano de Santos Reyes Zazueta, de 22 años de edad, quien en esos momentos se encontraba dormido en su casa y sin saber lo que pasaba, fue acribillado con un arma larga que el homicida portaba.
"El hombre estaba drogado y dicen que tomado y quería sacarles las llaves del carro a los muchachos, porque les echaba la culpa que se las habían quitado. Pero resultó que las había dejado pegadas, y como no las halló, mató al muchachito en su casa y al que lo llevó también.
"Después se vino enojado, ya todo loco", recordó, "y un niño de 17 años (Antonio García) que iba pasando en un carro se asustó cuando lo vio con el rifle ese, y le dijo: ‘tú qué me ves hijo de acá y allá’, y le disparó. Después mató al hijo del chicharronero (Francisco Javier Ruibal, de 33 años) que estaba afuera del negocio y salió a ver lo que pasaba".
25 AÑOS DE TERROR
Quien fuera testigo y pieza clave para esclarecer los hechos afirmó que desde entonces su vida cambió para siempre, pues durante años fue amenazada física y sicológicamente por personas desconocidas que le aseguraron que moriría junto con su familia, tras haber declarado en contra del agresor.
"Me intentaron matar cinco veces. Ha sido una pesadilla para mí desde entonces. Tuve que ir con neurólogos porque me salieron manchas en la piel de puros nervios; una vez en Catedral un carro negro sin placas me quiso atropellar, amenazaban por teléfono en las madrugadas... que me iban a matar con todo y mis hijas", detalló.
Aquel domingo fue el último en que la vecina de la Pimentel instaló su taquería; la regaló porque todo le recordaba aquel día trágico.
Por estar considerado como un reo de alta peligrosidad, Jesús “El Teniente” Riojas Vázquez, fue trasladado hace más de un año a un Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso), informó el Centro Estatal Penitenciario de Sonora.
Se detalló que el autor material del “Domingo Rojo” no se encuentra en tierras sonorenses y purga su condena de 40 años en un Cefereso de otro Estado de la República desde diciembre de 2016.
La dependencia explicó que fue a raíz de una petición que el Estado realizó al Organismo Desconcentrado, para que se trasladara a reos de los Ceresos del Estado considerados como de alta peligrosidad.
“El Teniente” se encontraba recluido en el Cereso Hermosillo 1, ya que se consideró que pudo poner en riesgo la tranquilidad de los demás internos.
Por ser información confidencial, el Sistema Estatal Penitenciario no puede revelar la ciudad ni el número del Cefereso al que fue reubicado el hombre que hace 25 años acabó con la vida de cinco personas.
Las llaves “perdidas” de una camioneta bastaron para que un hombre que se encontraba bajo los efectos del alcohol y la droga, acabara con la vida de cuatro jóvenes inocentes, entre ellos un menor de edad, hace 25 años.
El denominado “Domingo Rojo”, debido a la magnitud del suceso nunca antes visto en el Hermosillo, estremeció al País entero, ya que el homicida era un agente de la Policía Judicial Federal, coloquialmente conocido como “madrina”.
Samuel Flores, de 25 años de edad; Santos Reyes Zazueta, de 22 años; Antonio García Valenzuela, de 17; Francisco Javier Ruibal Carrillo, de 33; y un hombre de la tercera edad, quien fue atropellado por el hombre en la colonia Centro y perdió la vida en el lugar, fueron víctimas de “El Teniente” aquel 28 de febrero de 1993.
Familiares de Reyes Zazueta lo recuerdan con mucha tristeza y amor, quien laboraba como ayudante de herrero en un taller y era miembro de un grupo de jóvenes pertenecientes a la Parroquia de San Martín de Porres, de la colonia El Choyal.
“Mi hermano vivía con una de mis hermanas, que en ese entonces tenía a la bebé de 4 meses de nacida, y ese día ella se había ido a trabajar, y muy temprano levantó a Santos para que se alistara porque tenía que ensayar en la Iglesia, porque iba a salir de ‘Jesús’ en el Viacrucis.
“Pero de tan cansado que estaba”, contó, “no se pudo levantar y se quedó dormido, después llegó el hombre ese y lo mató con el arma, que nunca supimos quién era, no tenía nada que ver con mi hermano”.
Durante semanas hubo mucho caos en la colonia, dijo, ya los vecinos tenían miedo de salir a la calle con la angustia de que “el asesino” volviera y rematara a cualquiera que se le cruzara por su camino, como lo hizo aquel día.