¿Qué tipo de patriota eres?

Probablemente vienes de una familia penepé o popular, pero cuando cruzaste por primera vez los portones de la universidad, despertó el Víctor García San Inocencio que tenías dentro de ti. Eres un comecandela, no faltas a una asamblea ni a una protesta, así sea para pelear porque subieron un vellón los Doritos de la máquina de Generales. Eres mucho pelo con rebeldía… pero eso se te va a quitar tan pronto tires el birrete y te hagan tu primera oferta de trabajo. Si ya te graduaste y sigues en esa lucha, cuéntanos a qué sabe el desempleo. :)

Ante todos te muestras como el atalayero de la última trinchera de los independentistas. Te sabes cada detalle de los próceres revolucionarios, vas en chancletas al Festival Claridad y te gusta usar las redes sociales para pelear con todo aquel que no comparta tus ideales… pero a la hora de la verdad, cuando estás en la caseta de votación en las elecciones, solo la papeleta y tú, esa mano tiembla, y pidiéndole perdón a Gilberto Concepción de Gracia, rajas la papeleta por el PPD. Cuéntame, ¿qué se siente predicar una cosa y hacer otra?

Para ti hacer patria es subir al palito solitario de Salinas-Cayey, tirarte fotos en Cueva Ventana, y orar para que una Miss Puerto Rico gane Miss Universe. Eres de los que jura que a Puerto Rico lo conocen en todo el mundo porque Tito Trinidad le ganó a Oscar de la Hoya, y por su música autóctona: el reguetón. Eres de los que se siente infla’o cuando el Equipo Nacional le gana en un torneíto a Barbados, pero cuando se riega la noticia de algún lugar como el manantial de Vega Baja o la Poza de las Mujeres en Manatí, van pa’ allá a llenarlo de basura. Te guste o no, tu amor por la isla es de la boca pa' afuera.

Minimizas todo lo que sea boricua, desde la deliciosas frituras de Piñones hasta la sabrosa salsa motelera de Frankie Ruiz. Se te paran los pelos cuando suena “The Star-Spangled Banner”, aunque no entiendas ni una sola de sus estrofas. Crees que si te muestras a favor de todo lo norteamericano, se te quita la cafrería de la cara, tus pelos se aclaran y te cambian el Pérez o el Rivera por el elegante Smith. Te voy a decir algo: tienes alma de lacayo, y los gringos jamás van a respetar a alguien que se siente inferior. By the way, se te cayó algo al piso: tu orgullo.