El Tío Comedy te vuelve a contar #LaHistoriaBorracha Ep. 5

Allá por la década de 1960, en Oaxaca México, una mujer llamada María Sabina descubría el gran poder de los hongos alucinógenos. Los usaba como cura para toda clase de mal. ¡ERA LA NETA!

Mientras ella estudiaba empíricamente las propiedades de la naturaleza, el inglés Robert Gordon Wasson un buen día se levantó y dijo "como que hoy me quiero atascarrrrrr!" y se fue a Siberia.

Ya estando allá, un cuate le dijo la cruda verdad: "¡Estás bien pendejo! Los hongos chingones están en Oaxaca." Robert fue para allá, conoció a María Sabina y se inició en la práctica.

Robert regresa a Inglaterra a contarle a todos su experiencia. ¿Saben que pasó? LLEGARON CHINGOS DE PERSONAS A CASA DE MARÍA SABINA... pero era puro pendejo que quería ponerse un loquerón. No les interesaba la introspección.

Eventualmente María Sabina dejó de conectarse con los hongos... pinches hipsters ¡arruinaron todo!

Durante la bonanza del descubrimiento de América, Fernando de Magallanes quería encontrar una ruta a Asia cruzando el nuevo continente, para lo que solicitó ayuda a Carlos I en España.

Tras una larga expedición con barcos de mierda (y puro varón), finalmente llegó a la Patagonia y encontró... ¡GIGANTES!

Sus hombres echaron la cáscara, jugaron badminton, trataron de tener sexo con gigantas y, al final, secuestraron "especímenes" para llevarlos de vuelta a Europa (porque-carajo-nadie-les-iba-a-creer).

¿El problema? Los gigantes se murieron en el trayecto y NADIE LES CREYÓ. El mito creció sobre estos indígenas enormes, hasta que los ingleses aguafiestas confirmaron que sólo se trataba de los Tehuelches, un pueblo que sí, tenía una estatura promedio de casi 2 metros, PERO NO ERAN PINCHES GIGANTES.