Lavrenti Pávlovich Beria, el sicario de Stalin

Lavrenti Pavlovich Beria era un georgiano, igual que Stalin, quien lo llamaba "mi Himmler". Participó en actividades revolucionarias desde temprana edad y fue jefe de la policía secreta en Georgia con veinte años. Allí supervisó las purgas despiadadas de la década de 1930 en la región.

Titi González
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Elegir 27 jul 2017
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En 1938 llegó a Moscú como lugarteniente de Nikolai Yezhov, "el enano sanguinario', jefe de la policía secreta soviética (NKVD). Al final de ese año Yezhov fue sustituido por Beria en el mando, y dos años después fue ejecutado tras ser acusado por el propio Beria. 

Beria con la hija de Stalin, al fondo el mismo Stalin

Beria era conocido por su sádico disfrute de la tortura y su gusto por golpear y violar a mujeres y niñas. Stalin le ordenó acabar con su antiguo compañero Néstor Lakoba, así que Beria envenenó a Lakoba, le arrancó las vísceras para impedir la autopsia, arrestó a su mujer y la torturó durante dos años hasta que murió, mandó a apalear hasta la muerte a su anciana madre y mantuvo arrestados a sus hijos menores hasta que, con la mayoría de edad, buscó un pretexto y los ejecutó.

En la casa de Beria se encontró material de corte pedofilo e instrumentos sexuales de todo tipo. Todos los días después de trabajar en el Kremlin con Stalin, se pasaba un rato por la Lubianka , principal centro de detención de “enemigos del pueblo” de Moscú, para torturar y violar.

En 1953 el momento de la muerte de Stalin era uno de los hombres más detestados en el país. Beria no tardó en llegar a un entendimiento con Gueorgi Malenkov sucesor de Stalin, logrando ocupar el Ministerio combinado de la Seguridad del Estado y de Asuntos Internos, que lo puso en el control tanto del servicio secreto como de la policía, así como un pequeño ejército de divisiones de infantería. Muchos de sus colegas de partido le temían tanto como a Stalin y empezaron a conspirar contra él. 

La caída de Beria fue dirigida por Nikita Kruschev, que había sustituido a Malenkov como Secretario Gral. del Comité Central del Partido. Kruschev se aseguró el apoyo de otras figuras poderosas. El 26 de junio de 1953, en una reunión del Presidium, Kruschev lanzó un virulento ataque a Beria, acusándolo de ser un arribista cínico, a sueldo de la inteligencia británica, y de no ser un verdadero comunista. Beria impactado dijo: '¿Qué está pasando, Nikita?', Y Kruschev le dijo que no tardaría en averiguarlo.

Malenkov pulsó un botón en su escritorio como la señal preestablecida para que el mariscal Zhukov y un grupo de oficiales armados que estaban en una habitación cercana irrumpieran, y detuviesen a Beria.

Los hombres de Beria custodiaban el Kremlin, por lo que los oficiales tuvieron que esperar hasta la noche para sacarlo de incógnito en la maleta de un coche. Fue trasladado primero a la prisión de Lefortovo y, posteriormente, al Cuartel Gral. del Distrito de Defensa Aérea de Moscú, donde fue encarcelado en un búnker subterráneo. Su arresto se mantuvo en secreto mientras que sus principales lugartenientes eran detenidos.

El 17 de diciembre, la oficina del Rudenko anunció que Beria y seis cómplices, alentados por las agencias de inteligencia extranjeras, habían estado conspirando desde hace varios años para tomar el poder en la Unión Soviética con el fin de restaurar el capitalismo. A los acusados no ​​se les permitió ninguna representación. Cuando fueron condenados a muerte, según el general Moskalenko, Beria cayó al suelo y rogó de rodillas clemencia, una cualidad que no había mostrado jamás a los demás. Beria y el resto de los condenados fueron ejecutados de inmediato y su esposa e hijo fueron enviados a un campo de trabajo siberiano.

Titi González Méndez | Culturizando
Con información de historytoday.com

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On Nov 18, 2021