Historias que no sabías de las esquinas de Caracas

En el siglo XIX surgió una leyenda, que cuando se hacía de noche se escuchaba un coro de voces fúnebres. Unas personas muy curiosas salieron a la calle para averiguar quienes eran los coristas, pero se encontraron con sombras con túnicas blancas, que tenían hachas encendidas, y dijeron que eran ánimas del purgatorio.

Durante la guerra federal, la mayoría de los heridos morían por falta de medicamentos, al terminar las batallas, los camilleros pasaban por las calles de Caracas a recoger los muertos. En una oportunidad recogiendo los cuerpos uno se levantó y dijo "no me lleven a la tumba, que todavía estoy vivo". Después de esto, los vecinos del lugar decían "esta es la esquina donde se levantó el muerto".

El nombre proviene por los Agustín Pérez, el tenia un pequeño negocio donde preparaba la mejor bebida de piña y papelón y contaba con un sistema de despacho único que al escuchar el sonido del centavo al caer en una alcancía, el señor despachaba el jugo sin necesidad de abrir la puerta.

La leyenda cuenta que el presidente Jose Antonio Páez se encontraba con una mujer de otro hombre y mandó a sus militares a que vigilaran por si pasaba alguna persona. Estos guardias los llamaban los angelitos y la esquina tiene el nombre porque era el lugar desde donde ellos guardaban al presidente.

Se dice que en el siglo XVII, hubo una viuda rica que dedicó toda su vida y fortuna a la Iglesia.  En lo que hoy conocemos como el Capitolio, había una casa de dos pisos, que la viuda convirtió en el Convento de Santa Clara, ella con sus cuatro hijas, tres sobrinas y dos jóvenes, tomaron los votos como monjas

Esta esquina lleva ese nombre gracias a la iglesia de San Francisco, que se edificó en 1593.

Todas las familias de Caracas, deberían aceptar un patrón, santo o protector de la casa, por esta razón comenzaron a poner sobre las puertas de los zaguanes, retablos y bustos religiosos con el patrón de la casa. Una de las pocas que se conserva aún, es en la esquina del Carmen, con su mismo nicho que tiene la imagen de la virgen de los escapularios.

Se llama así debido a que ahí se encontraba un puesto de socorro o emergencia.

Su nombre se debe a que, ahí vivían dos condes con títulos nobiliarios, ellos fueron Don Fernando Ignacio de Ascanio (Conde de la Granja) y Don Antonio Pacheco (Conde San Javier).


Titi González Méndez | Culturizando.
Con información de: 
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