Discurso sobre los sentimientos, por James McVey
Discurso sobre los sentimientos, por James McVey
El miembro de The Vamps habla de los sentimientos.
El miembro de The Vamps habla de los sentimientos.
Los chicos tenemos que aprender que las emociones no son enemigas nuestras, y que está bien no estar bien.
“Antes de que los hombres supieran cómo controlar el fuego, este era el mayor enemigo de las personas. De la misma manera, las emociones pueden ser tu peor enemigo, pero bajo control, tus emociones pueden hacerte feliz y sano”. Esta frase/cita es de hace 65 años, de la apertura de una película que tal vez hayas visto en la televisión. Sí, en 1950 este cortometraje llamado ‘Control Your Emotions’ tenía la intención de establecer un precedente sobre cómo uno debe suprimir las emociones.
Desde entonces, hemos llegado muy lejos en varios aspectos. Hemos ido a la luna, hemos descubierto la vacuna contra la viruela, hemos abolido las leyes de Jim Crow en todo Estados Unidos (las leyes sobre la segregación racial), y casi hemos conseguido que los sueldos de los hombres y las mujeres sean iguales en el Reino Unido. Vivimos en un mundo tecnológico donde nos alientan a expresarnos a través de nuestro Smartphone y redes sociales.
Afortunadamente, la sociedad actual, en mayor parte, ha crecido para reconocer la importancia de expresar nuestros sentimientos y creencias. Solo tienes que ir a Youtube y verás una gran cantidad de personas con diferentes personalidades, todas con el mismo derecho a compartir sus puntos de vista con el mundo. Nuestras leyes de libertad de expresión dan derecho a todos los géneros, sexualidades y razas a hablar en igualdad. En mayor parte, esto es algo bueno. ¿Cómo harían frente Coronet Films a Twitter e Instagram? Me da miedo pensarlo.
Seguramente entonces, ¿tener las herramientas para expresarnos más fácilmente simplemente pulsando un botón quiere decir que somos la generación que se siente más cómoda hablando sobre nuestros problemas y emociones? Teniendo esto en cuenta, te hago dos preguntas: primero, ¿por qué el suicidio es la razón principal de la muerte de los hombres entre los 18 y los 45 años? Y segundo, ¿si cada vez hay menos mujeres que se suicidan, por qué no pasa lo mismo con los hombres?
A pesar de los accidentes de tráfico y las enfermedades mortales que existen, el suicidio sigue acabando con más vidas de hombres. Sí, nosotros, los hombres, somos las tres cuartas partes de las personas que se suicidan en Reino Unido. Las estadísticas son chocantes.
Los resultados obtenidos de la Campaña Against Living Miserably (CALM), demuestran que en 2014 hubo unos 12 suicidios de hombres cada día. Esto es alarmante, pero lo que también me preocupa es que estas estadísticas apenas han mejorado en 30 años.
Según la Organización Mundial de la Salud, en 1985, 12 de cada 100.000 hombres se suicidaban, el promedio actual es de 11 de cada 100.000. Francamente, la pregunta que debemos hacernos es ¿por qué? ¿Por qué seguimos sin prestar atención a este tema y no trabajamos unidos para salvar más vidas? Salvar una sola vida ya es un paso en la buena dirección, pero este paso me parece minúsculo cuando piensas que en 2014 cada 120 minutos se suicidaba un hombre. Te pregunto esto: ¿ha cambiado el estereotipo de hombre desde los años 50? Suena estúpido, ¿no? Pero esto literalmente nos está matando.
Seamos conscientes o no, la sociedad en la que vivimos continúa adoptando muchas construcciones de género. La noción del hombre sigue siendo la del que trae ‘el pan’ a casa. Muchos hombres siguen sintiendo la inmensa presión de esta obligación y se siente culpables cuando no pueden. De no hacerlo, se sienten degradados y ‘menos hombres’. A los hombres les da vergüenza admitir que están mal, que algo les ha afectado mucho. ¿Por qué?
Yo creo que este proceso empieza a edades muy tempranas. Durante la escuela a los chicos se les enseña que ‘los niños mayores no lloran’ cuando se caen jugando en el recreo. Los chicos más fuertes tienden a destacar más y se ganan su lugar en la mesa de la popularidad. Si tú me hubieras preguntado a mi cuando tenia 8 años seguramente te hubiera dicho que un bombero o soldado. Si te pregunto qué características asocias estas profesiones, ¿qué dirías? ¿Fuerte? ¿Valiente? ¿Musculoso? Mi yo más joven hubiera dicho grande, valiente y fuerte. Con 8 años no sabía demasiado sobre mates, inglés o cuál era la capital de Islandia, pero en mi mente, yo sabía que para cumplir mis sueños tenía que ser fuerte y valiente.
¿Por qué es esto importante? Bueno, creo que el deseo de ser grande, fuerte y valiente crea la idea de lo que muchos consideran ‘ser un hombre’. No ser bueno en deportes en la escuela puede hacer que a un chico le digan ‘juega como una chica’ o ‘sé un hombre’.
Los chicos son victimizados por sus compañeros cuando no cumplen las expectativas. Como consecuencia, muchos chicos crecen avergonzados por parecer débiles. Todos hemos escuchado en una película o en la vida real “Si alguien pregunta he sido yo quien ha roto con ella, ¿vale?”. Muchos no quieren que se les vea como las víctimas.
Creo que este empeño en no ser vistos como débiles sigue en nuestras vidas cuando ya somos adultos. Es la típica frase de “Mantén la calma y continúa”. Sin embargo, el problema es que la mayoría de hombres simplemente no pueden ‘mantener la calma’. Tienen mucha presión por demostrar a todo el mundo que están bien y que lo tienen todo bajo control en sus vidas, a pesar de que lo que sienten bajo su piel pueda tener graves repercusiones.
Muchos hombres se sienten avergonzados de lo que siente y se reprimen, reprimen los altibajos con la pareja, los despidos y los problemas financieros por miedo a perder su reputación ‘como hombres’.
Esta fachada de estar presente sin mostrar tus sentimientos hacia el exterior, intentando aferrarse a ese estereotipo de ‘ganador del pan’ de la casa, puede acarrear problemas serios. Los hombres están luchando para expresarse abiertamente y por lo tanto se están convirtiendo en una espiral de represión regresiva.
Como hombres, no necesitamos ‘controlar nuestras emociones’ para ser ‘felices y estar sanos’. Nuestras emociones no son nuestro enemigo. Debemos abrazar nuestros sentimientos. Para ser verdaderamente felices y sanos debemos primero darnos cuenta que está bien no estar bien. Como humanos, debemos sentirnos iguales con las emociones, las emociones no tienen género. También debemos sentirnos cómodos y aceptar que las emociones son normales. Como hombre, debería sentirme libre para expresar mis sentimientos a mi manera y no como la sociedad quiere imponerme.