¿Qué tipo de borracho eres?

Soy de los que de repente ama a la humanidad y me dan ganas de abrazar y besar a todo el mundo. Me divierte mucho beber.

Me pongo excesivo, hablo y gesticulo sin parar, incluso en ocasiones puedo llegar a ser chulo y agresivo, especialmente con las personas más cercanas.

Me quedo igual, no me afecta el alcohol.

El alcohol me va bien para desinhibirme, de repente me vuelvo mucho más sociable y muestro una cara que generalmente permanece oculta.

No hago nada, tal vez alguna mirada fugaz y ya está.

Me pongo cerca y miro y sonrío sin parar, desinhibidamente. Si esta técnica no funciona, me acerco y le suelto alguna cosa divertida.

Me pongo a bailar a lo loco cerca de donde se halla mi presa, sin preocuparme de los empujones que estoy repartiendo. Mi plan es montar una escena pseudo-porno en medio de la pista y salir del local a en un rato en busca de un lugar más intimo.

Me acerco sin pensar y comienzo una sesuda disquisición sobre gin-tonics sin tener claro si estoy siendo capaz de disimular los nervios.

Me intento colar con el grupo de los que van detrás con la esperanza de pasar desapercibido. Para ello, me pones a hablarles y confraternizar.

Me hago el simpático e intento convencerle de buen rollo.

Me pongo hecho una fiera e insulto al portero mientras mis amigos intentan sacarme de ahí.

Me doy la vuelta y me voy no sin antes haberle lanzado una mirada de desprecio.

Me sumo a una entretenida conversación sobre tapetes con las tías de la novia, haciendo aportaciones sumamente valiosas.

Empiezo a despotricar en la mesa sobre el negocio de casarse para después interrumpir el vals inicial saliendo a la pista abrazado a la madre del novio.

Espero con paciencia a que pase el suplicio.

Me emociono, lloro y abrazo a los novios.

Le mando educadamente a otro sitio no sin antes hacerle un par de bromas sobre cómo me ligué a ese bombón. Acabamos saludándonos efusivamente.

Le mando a freír espárragos con una sonrisa y una buena dosis de ironía.

Agarro a mi pareja sin ni siquiera mirar a la cara al susodicho/a y nos vamos a otro sitio de la disco a seguir la noche.

Salimos del recinto cinco minutos más tarde uno/a a cada lado del portero.

No, para nada. Mi rendimiento e inclinaciones son exactamente los mismos.

Soy mucho más atrevido cuando bebo, hago cosas que jamás haría sobrio.

Me gusta explorar el lado oscuro, especialmene con unas copas.

Bajo los estándares una barbaridad, lo admito.

Casi todas. Aunque por suerte no me acuerdo de gran parte de las cosas.

Alguna vez he perdido los papeles por tener un perfil demasiado alto ante desconocidos, pero en general no.

La mitad de las veces que bebo me arrepiento al día siguiente de ser tan efusivo.

Jamás, y eso que soy de empinar el codo.