Exposiciones que queremos que regresen a CDMX

El Museo Nómada, una estructura de bambú de seis mil metros cuadrados y 16 metros de altura, se instaló en 2008 en el Zócalo del viejo DF para mostrar esta exposición fotográfica de Gregory Colbert que prestó increíbles imágenes -fotografías y videos- en sepia y tonos cálidos donde la naturaleza libre se hacía uno con la presencia de humanos. 'Ashes and Snow' cautivó a más de tres millones de personas y queremos que vuelva a CDMX con más y mejores tomas para cuativar, como lo hizo en esa ocación, al visitante.

Polémica pero sumamente interesante, esta exposición desarrollada por el alemán Gunther von Hagens, educa desde un punto de vista dimensional sobre la belleza de la anatomía, fisiología y salud humana con cuerpos diseccionados y plastificados para entender a profundidad, el funcionamiento de nuestro cuerpo, su belleza interna, así como su gran potencial.

Aunque se presentó de junio a septiembre de 2016, ya la extrañamos, pues aunque la réplica del alto relieve -la puerta- permancece en el Museo Soumaya, nos hacen falta las más de 100 piezas que se exhibieron del escultor francés Auguste Rodín, entre las que destacamos "El Pensador" y "El Beso", figuras que en conjunto representan la revolución renovadora de la escultura universal.

Yayoi Kusama estuvo en nuestro país entre 2014 y 2015 con esta exposición en la que se 'desnuda' ante el espectador para mostrar la guerra personal ante un trastorno psiquiatrico donde el arte -su arte- es la delgada línea que la sostiene en la loca realidad de nuestro mundo cotidiano. La exposición se presentó en el Museo Tamayo y aunque tuvo maratones, muchos se quedaron con las ganas de verla. ¡Que la traigan de regreso, por favor!

En 2015, el Museo del Palacio de Bellas Artes fue sede de la exposición 'Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza", que compartió espacio con 'Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos Mundos'. Fueron más de 100 obras del italiano que nos permitió conocer de cerca la relación que existía en la naturaleza con su perspectiva de la belleza. Aclaramos que, aunque quisiéramos que ésta expo volviera, suplicamos que el Louvre llegara a prestar alguna de sus obras, especialmente -y obviamente- la Monalisa.