Pelusium, la peculiar batalla que los persas ganaron lanzando gatos

A lo largo de toda nuestra historia, las batallas y las guerras por conquistar territorios, por poder o por cualquier otro fin han sido indiscutiblemente muy numerosas. Muchas veces para librar una victoria en estas batallas los humanos han optado por usar algunos animales en contra de sus enemigos -caballos, perros, serpientes, burros y hasta cerdos en llamas-, los gatos no fueron la excepción... ¿Quieres conocer de que forma los persas los usaron para poder ganar una batalla en contra de los egipcios?

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Elegir 18 ago 2017
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A simple vista, esto parece insólito. ¿Usar gatos en contra de enemigos para ganar una batalla? ¿de verdad?

Pues sí, aunque estos felinos sean unos de los más inofensivos, no se libraron de pertenecer y además de ser los mayores responsables o de cierta forma los protagonistas de la victoria en un antiguo conflicto bélico entre los persas y los egipcios.

Pelusium o Pelusio era una antigua ciudad del Bajo Egipto, situada en el Delta del Nilo, en la desembocadura más oriental del Nilo llamada boca Pelusia, conocida como Ostium Pelusiacum, aunque ese nombre derivaba del griego y se lo dieron posteriormente los autores clásicos; su nombre egipcio era Per-Amón, Sena o Peromi.

Esta decisiva -y muy singular- batalla, data de aproximadamente el año 525 a.C, cuando tras fallecer el faraón egipcio Amasis II, su hijo Psamético III ascendiera al poder.

Fueron muchos los factores que realmente intervinieron en la derrota que obtuvieron los egipcios en esta batalla, Psamético III era muy joven, inexperto y debía esforzarse al máximo para proteger su reino en contra de la amenaza persa que cada vez era mayor, la cual era liderada por el rey Cambises II.

Rostro de Psamético III

Era obvio que el joven e inexperto faraón egipcio no podía compararse a una figura de la magnitud de Cambises II, quien además era heredero de Ciro el Grande y tan dispuesto como él a ampliar sus dominios de territorio. Egipto era ya el único estado que permanecía independiente en toda la zona, por lo que su conquista era cuestión de tiempo.

El ejército persa dio el paso y atravesó toda la Península del Sinaí ayudado logísticamente por las tribus indígenas del lugar. La única posibilidad Psamético era conseguir ayuda de las ciudades griegas con las que mantenía buenas relaciones comerciales pero resultó que estas lo dejaron atrás y se unieron a Cambises con sus respectivas flotas, con lo que el destino de Egipto ya se veía venir.

El faraón logró reunir un pequeño ejército para enfrentarse a los persas, pero todos los intentos por la victoria eran ya casi imposibles. Finalmente, los dos ejércitos se encontraron en Pelusio, en el Delta del Nilo.


En este punto fue cuando a Cambises se le ocurrió una gran genialidad, lo cual lo llevaría directo a la victoria. Él conocía perfectamente las costumbres, los dioses y la cultura de los egipcios y supo aprovecharlas a su favor. El rey persa ordenó que sus guerreros pintasen en cada uno de los escudos la imagen de Bastet, la diosa egipcia protectora del hogar y además asociada a los gatos, el animal más sagrado del Antiguo Egipto. Los egipcios al ver esto quedaron ciertamente atónitos e indecisos, no sabían qué hacer ya que no querían ofender a la imagen de su diosa. Entonces se desencadenó el ataque persa que causó una terrible masacre.

Bastet, diosa egipcia de los gatos

Los pocos sobrevivientes corrieron a esconderse a la cercana fortaleza de Pelusium. Cambises no quería enfrentarse a un largo, tedioso y penoso asedio, por lo que tenía que vencer a los atrincherados y debía hacerlo cuanto antes.

El rey persa dio una nueva muestra de su genialidad y ordenó a sus hombres que capturaran a todos los gatos posibles. Posteriormente empezó a lanzarlos contra el interior de la fortaleza.

Esto fue ''la gota que derramó el vaso'', el pánico entre los egipcios empezó a incrementarse, temerosos de herir a uno de aquellos animales sagrados. Los arqueros no se atrevían a disparar a sus enemigos. El impacto moral fue brutal, por lo que los egipcios se rindieron y la fortaleza cayó directamente hacia las manos de Cambises.

Después de su rotundo éxito, Cambises descendió y tomó Menfis, la capital de Egipto. Psammético fue capturado pero en un principio le fue perdonada la vida. Cambises se autoproclamó faraón, tomó los títulos tradicionales de la realeza egipcia y tomó todo el país, proyectando incluso descender e invadir el país de los nubios. Todo esto podría decirse gracias a la astucia de Cambises y a su icónico lanzamiento de gatos en contra de los egipcios.

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Created by Tal Garner
On Nov 18, 2021