Camaro SS: desata pasiones

En plena era de SUVs y de motores que compiten por demostrar su eficiencia, el Camaro SS da esperanza al mundo automotriz, al tratarse de un vehículo, en apariencia, poco conveniente, pero que vale la pena. 

Lo cierto es que el diseño interior es apretado e incómodo. Con una pantalla central de buen tamaño pero inclinada hacia abajo, con botones pequeños difíciles de ver y difíciles de accionar. 

En un coche normal siempre está la posibilidad de escapar y ver hacia afuera. Pero no en el Camaro. 

La visibilidad al exterior está tan limitada como en un tanque: el parabrisas queda como una pequeña franja de visión y para monitorear la parte de atrás hay que depender de la cámara de reversa.

Pero no importa. Estas cosas se le perdonan porque el concepto del Camaro poco o nada tiene que ver con la conveniencia. Éste es un deportivo americano y por eso tiene su lugar en la gama de Chevrolet y en el mercado.

El secreto de su éxito está bajo el cofre. Sí: en su motor. La tendencia por motorizaciones cada vez más pequeñas, con sobrealimentación y de altas revoluciones no ha llegado al Camaro y se mantiene fiel a la frase estadounidense “there’s no replacement for displacement” (no hay reemplazo para el desplazamiento).

Chevrolet usa un V8 de 6.2 litros de desplazamiento. No es el motor de una Suburban, es el de una Escalade. La potencia son 455 caballos de fuerza y 455 libras-pie de torque. La transmisión automática tiene ahora 10 velocidades.

El auto tiene diferentes modalidades de manejo, que van desde una cómoda modalidad llamada viaje hasta una para pista. Pero, independientemente de en qué modalidad se tenga, el Camaro se siente potente. 

En la modalidad viaje tiene un gran par a bajas revoluciones y en la sport cuenta con la potencia de las revoluciones altas. La sensación es de una respuesta inmediata a las órdenes del acelerador.

En todo momento uno se siente a bordo de un auto fuera de lo común, tanto por el inconveniente de tener que maniobrar en el poco espacio del habitáculo para conectar el cable de USB como por el momento de adelantar con gran facilidad a los coches en el tráfico.

Como primer vehículo, el Camaro es impráctico, incómodo y en general una mala opción. Pero como segundo coche, el Camaro es de lo más divertido y rápido en su nivel de precio. Además, su sola existencia da esperanza de que existe un futuro con coches no racionales, sino pasionales.

Conclusión
Camaro tiene un gran número de seguidores y con justa razón. No es que tenga un interior práctico, con visibilidad o siquiera cómodo, pero el tren motriz es tan gratificante que hace que perdones las limitaciones en el diseño.