¿Cuál es el patrón de desestabilización en Nicaragua y Venezuela?

En 1986 la Corte Internacional de Justicia ordenó a Estados Unidos pagar una idemnización a Nicaragua por el financiamiento de la guerra contra el gobierno revolucionario sandinista. En 2018, Estados Unidos condenó el supuesto "uso excesivo de la fuerza" por parte del gobierno nicaragüense y aboga por "un futuro más democrático" para ese país, mismo señalamiento que hizo en 2017 durante las protestas opositoras en Venezuela.
El filósofo estadounidense Gene Sharp, fundador de la ONG Albert Einstein, publicó en su libro "De la dictadura a la democracia" los cinco pasos para provocar golpes suaves, que se han cumplido a cabalidad en los casos de Venezuela y Nicaragua: ablandamiento, deslegitimación, calentamiento de calle, combinación de "formas de lucha" y fractura institucional.

Tanto en Venezuela como en Nicaragua las protestas opositoras han empleado armas no convencionales, como bombas caseras, para provocar y enfrentarse a las fuerzas de seguridad, de manera que los medios reseñen represión, pese a que se trate de contención.

Difusión de información por redes sociales que sugiere la violación de los derechos humanos por parte del gobierno, y propagarla tanto que parezca verdad. Esa premisa fue usada tanto en Venezuela como en Nicaragua con el rumor del supuesto uso de armas químicas por parte de las fuerzas de seguridad.

El vandalismo es un patrón desestabilizador en Nicaragua y Venezuela, en las propiedades públicas y privadas. Saqueos e incendios de edificaciones son parte de estos actos.

No distinguen las circunstancias en las que murió cada persona, en contexto de las protestas violentas. Todos los fallecidos son usados por la derecha nacional e internacional como un instrumento político contra el gobierno.